Retablo de la Asunción de María (Zeanuri)
- Templo: Iglesia de la Asunción de María (Zeanuri)
- Ubicación: Altar mayor
- Cronología: Tablas:siglo XVI (hacia 1520),
Esculturas y relieves: siglo XVI (hacia 1570),
Estructura: siglo XVIII (1712) - Estilo: Tablas: Gótico,
Esculturas y relieves: Renacimiento,
Estructura: Barroco
Un monumental marco barroco para unas de las mejores pinturas tardogóticas conservadas en Bizkaia
Retablo interactivo, pulse sobre las imágenes para ampliar su información.
Iglesia:
La iglesia de la Santa María de Zeanuri se encuentra en lo alto de una colina, desde la que se domina el valle de Arratia. Empezó a construirse en 1702, según proyecto de Martín de Olaguibel, pero las obras se demoraron durante varias décadas.
A pesar de ser de estilo barroco, es una obra muy austera en la que destacan el pórtico sobre postes de madera y la torre, al exterior, y las bóvedas de las naves, al interior.
Advocación:
Tanto el retablo como la iglesia están dedicados a la Asunción de la Virgen María. Según la tradición católica, al final de su vida María fue llevada al Cielo y es, junto con el propio Jesucristo, la única persona que se encuentra en cuerpo y alma en el Paraíso, sin tener que esperar al Juicio Final y la Resurrección de los muertos.
Se le representa de pie sobre la media luna y rodeada de ángeles que la coronan como Reina de los Cielos y la sostienen, ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.
Descripción:
Este retablo de tipo casillero preside el altar mayor y ocupa totalmente la cabecera del templo, asentándose sobre un zócalo decorado con columnas en forma de hombre, llamadas atlantes, y medallones con retratos.
Está dedicado a la Virgen María; por eso la mayoría de las escenas recogen episodios de su vida. Se desarrolla en parte baja o banco, con esculturas y relieves; tres cuerpos, con pinturas sobre tabla, separadas mediante columnas; y ático, con una sola tabla que representa el Calvario, rodeada de una recargada decoración a base de formas vegetales enroscadas formando roleos y de superficies ovales bruñidas a modo de espejo.
Verticalmente se divide en siete calles: la central, más ancha, acoge el sagrario rodeado por ángeles y, sobre él, las escenas más importantes en la vida de la Virgen; por su parte, las dos calles exteriores se caracterizan por tablas apaisadas dedicadas a apóstoles y santas. La casilla central es una rica hornacina ocupada por una preciosa talla de la Virgen con el Niño, del tipo que en el País Vasco se conoce como Andra Mari. Probablemente fue realizada por artistas provenientes de Flandes (actual Bélgica) pero asentados en Castilla.
Por su parte, todas las pinturas, menos dos, responden a un estilo gótico tardío, caracterizado por la importancia del dibujo y el colorido de los ropajes, predominando los colores azul, rojo y verde con aplicaciones de oro. La decoración de la arquitectura es barroca, con abundancia de elementos vegetales, vides, frutas y hojarasca.
Historia:
Son muy pocos los datos históricos que poseemos sobre esta obra, pero por su estilo está claro que se trata de un mueble que reaprovecha las esculturas y pinturas de un retablo anterior. Los elementos más antiguos son las pinturas, de estilo gótico, que se habrían realizado hacia 1520. Cincuenta años más tarde, hacia 1570, se realizaron los relieves de la parte baja del retablo.
Por último, casi doscientos años después, se decidió construir una nueva arquitectura, en la que se insertaron las pinturas y relieves y se añadieron dos tablas nuevas: el Prendimiento de Cristo y el Camino del Calvario.
Estas obras terminaron en 1712; así lo atestigua la inscripción de la parte alta, que dice: “1712 Juan Francisco de Pesa Lacruza, beneficiado en la anteiglesia de Cianuri”. Sin embargo, las obras no se terminarían hasta 1760, cuando se doró la arquitectura del retablo.
Imaginería:
Banco
Santo franciscano
Escultura realizada hacia 1570. Representa a un monje, probablemente un franciscano, vestido con hábito y con la coronilla afeitada en una amplia tonsura.
San Lucas.
Lucas es el autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católica considera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia. Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Lucas es el toro, que en esta escultura está junto al santo, quien apoya su pie derecho en la cabeza del animal.
Aquí se le representa como un hombre maduro y con barba, vestido con turbante, que está escribiendo sobre un rollo de pergamino.
San Agustín.
Agustín fue un filósofo del siglo IV que, después de convertirse al cristianismo, llegó a ser obispo de la ciudad de Hipona (en la actual Argelia). Por eso aparece vestido con una capa muy decorada y llevando el sombrero que utilizan los obispos en las ceremonias solemnes, llamado mitra.
Fue autor de muchas obras de teología, por lo que está considerado uno de los padres de la Iglesia Católica y se le suele representar sujetando la maqueta de una iglesia.
Desposorios de María y José.
Según la tradición, los sacerdotes del templo eligieron a José entre varios pretendientes como el esposo más adecuado para la Virgen María. La escena representa el momento en que un sacerdote junta las manos de María y José, mientras el resto de los pretendientes contempla la escena.
Llama la atención la rica policromía de los vestidos, que contrasta con unas figuras poco expresivas.
San Pablo ermitaño.
Pablo de Tebas, conocido también como Pablo el ermitaño, fue un hombre rico de origen egipcio que vivió en los primeros años del cristianismo. Como en aquella época el cristianismo estaba perseguido por las autoridades romanas, tuvo que abandonar sus riquezas y marchar a vivir pobremente al desierto tras ser denunciado por sus familiares. Por eso, los cristianos lo veneran como uno de los primeros santos ermitaños y le consideran modelo para la vida de los monjes.
Llama la atención que aquí se le representa ricamente vestido, con larga túnica y un suntuoso manto.
San Marcos
Marcos es el autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católica considera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia. Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Marcos es el león, que en esta escultura está junto al santo, quien apoya su pie derecho en la cabeza del animal.
Aquí se le representa como un hombre maduro y con barba, vestido con turbante, que está escribiendo sobre un rollo de pergamino.
Esperanza.
La Esperanza es, junto a la Fe y la Caridad, una de las tres virtudes que los cristianos llaman teologales por considerar que son directamente infundidas por Dios.
Aquí se representa como una mujer, vestida con rica túnica, que sujeta una planta florecida, símbolo de la confianza en la salvación y la resurrección.
Anunciación.
Según los evangelios, el arcángel Gabriel fue enviado por Dios para anunciar a María que iba a ser la madre del Mesías.
Es un episodio de gran importancia simbólica para el cristianismo, ya que representa el misterio de la Encarnación, es decir, el momento en que Dios se hace hombre para salvar a la humanidad del pecado. Esta escena muestra el instante en que el arcángel se presenta ante María, mientras la mujer, que está leyendo, se vuelve sorprendida hacia él. Sobre ellos aparece Dios Padre bendiciendo mientras la paloma del Espíritu Santo desciende hacia María, en alusión a la concepción milagrosa y divina de Cristo.
Entre en arcángel y María hay un jarrón con flores, que simbolizan la pureza y virginidad de la mujer. Es una representación muy expresiva, en la que destacan los elementos cotidianos de la estancia: la cama, los libros…
San Juan Bautista.
Según los evangelios, Juan el Bautista realizó su misión a comienzos de la era cristiana, en el río Jordán, donde bautizaba a los que buscaban la conversión, de ahí su sobrenombre. Entre las personas que bautizó estaba Jesús de Nazaret.
En las escrituras se le describe como un ermitaño que vivía en el desierto y se cubría con pieles de camello; por eso aquí aparece semidesnudo y cubierto de pieles. En su mano izquierda sujeta un libro y, sobre él, muy deteriorado, un cordero, símbolo de Cristo.
Levanta su mano derecha señalando al cielo, indicando así que fue Juan el primero en reconocer a Jesús como el Mesías.
San Jerónimo.
Jerónimo fue un estudioso cristiano del siglo IV que tradujo la Biblia al latín, por lo que está considerado uno de los padres de la Iglesia Católica.
Llegó a ser secretario del papa Dámaso IV, por eso aparece vestido de cardenal, con ropas de color rojo intenso o púrpura y un sombrero llamado capelo.
Santo sin identificar.
Santo vestido con túnica azul y manto rojo, tocado por un turbante. Ha perdido el objeto que llevaba en la mano derecha, por lo que no es posible identificarlo.
Seguramente, se trate de un santo que destacó por llevar una vida retirada, ya que acompaña a otras figuras de eremitas: Pablo el ermitaño, Antonio Abad, Juan el Bautista y un santo franciscano
Sagrario.
El centro del banco lo ocupa el sagrario. En su parte frontal se ha representado la Resurrección de Cristo: Jesús, con un manto púrpura y sujetando un estandarte en forma de cruz que representa su victoria sobre la muerte, sale triunfante del sepulcro, rodeado de soldados.
A ambos lados, relieves realizados hacia 1570 representan ángeles sujetando unos pequeños braseros para quemar incienso, sobre un bello fondo esgrafiado en oro.
San Gregorio Magno.
Gregorio fue un papa del siglo VI, por eso aquí aparece ricamente vestido, con capa púrpura, llevando la tiara, un sombrero que indica su autoridad como papa, obispo y rey.
Fue autor de muchas obras de teología y está considerado uno de los padres de la Iglesia Católica, por lo que se le representa sujetando la maqueta de una iglesia.
Virgen con el Niño Jesús y San Juan Bautista niño
Jesús y Juan el Bautista eran parientes, ya que Isabel, la madre de Juan, era prima de la Virgen María. Por eso, y aunque en los evangelios no se cuenta ningún episodio de su infancia, tradicionalmente se han representado escenas en las que los dos niños juegan juntos.
Aquí, María tiene al Niño Jesús en brazos mientras Juan, vestido con un manto rojo, está de pie junto a ellos.
San Ambrosio.
Ambrosio fue obispo de Milán en el siglo IV; por eso se le representa en esta imagen llevando la mitra, el sombrero que utilizan los obispos en las ceremonias solemnes.
Fue autor de muchas obras de teología, por lo que está considerado uno de los padres de la Iglesia Católica y se le suele representar sujetando la maqueta de una iglesia.
Visitación.
Según el evangelio, María, embarazada de Cristo, visita a su prima Isabel, quien estaba también embarazada de Juan el Bautista, para comunicarle que va a ser la madre de Dios. En este relieve, María e Isabel se abrazan, mientras dos personajes contemplan la escena: una mujer con una cesta en la cabeza y, desde el umbral de la casa, Zacarías, padre de Juan el Bautista.
Destaca la manera en que María se inclina sobre su prima, que se arrodilla ante ella reconociéndola como la madre del Mesías.
Fe.
La Fe es, junto a la Esperanza y la Caridad, una de las tres virtudes que los cristianos llaman teologales, por considerar que son directamente infundidas por Dios.
Aquí se representa como una mujer que junta sus manos para rezar.
San Mateo.
Mateo es autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católica considera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia.
Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Mateo es el hombre, que en este relieve acompaña al santo y sujeta un tintero del que tomar tinta para escribir en el pergamino que apoya sobre su pierna izquierda.
Templanza
La Templanza es –junto con la Fortaleza, la Justicia y la Prudencia– una de las cuatro virtudes que la religión católica denomina cardinales y que tienen como fin la honestidad de quien las practica.
Se representa simbólicamente como una mujer que escancia agua en una vasija de vino, para moderar lo que estimula demasiado las pasiones.
Nacimiento de Jesús.
El relieve está inspirado en los evangelios: María y José, que habían tenido que trasladarse a Belén, han encontrado cobijo en un establo y allí ha nacido Jesús.
Todas las figuras miran al Niño tumbado en el pesebre: sus padres, tres ángeles que asoman en el cielo e incluso la mula y el buey, animales que tradicionalmente se representan en esta escena.
Fortaleza.
La Fortaleza es –junto con la Justicia, la Prudencia y la Templanza– una de las cuatro virtudes que la religión católica denomina cardinales y que tienen como fin la honestidad de quien las practica.
Consiste en vencer el temor y huir de la temeridad, y se representa simbólicamente como una mujer apoyada en una columna, como imagen de la fuerza.
San Juan evangelista.
Juan es el autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católica considera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia. Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Juan es el águila, que en esta escultura está junto al santo, quien apoya su pie derecho en el animal.
Aquí se le representa como un hombre joven y sin barba que está escribiendo sobre un rollo de pergamino.
San Antonio Abad.
Antonio fue un hombre muy piadoso que nació en Comas (en el actual Egipto) en los primeros años del cristianismo. A los veinte años vendió todas sus posesiones y se retiró a vivir pobremente en una cueva en el desierto del Sinaí. Por eso, los cristianos lo veneran como uno de los primeros santos ermitaños y modelo para la vida de los monjes.
Se dice que alcanzó la sabiduría observando a las bestias salvajes, por eso se le considera el patrón de los animales y se le representa con un cerdo a sus pies.
Cuerpo 1
Santiago el Mayor, Santo Tomás y San Judas Tadeo
Esta pintura representa a tres de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaron a Jesús de Nazaret. Pueden identificarse gracias a los objetos que sujetan.
A la izquierda, Santiago el Mayor lleva un báculo o bastón y un gorro con la concha que lo identifica como peregrino. En el centro, Tomás sostiene una lanza, ya que la tradición cristiana dice que murió alanceado mientras predicaba en la India. A la derecha, un apóstol sujeta una escuadra y un libro; seguramente es Judas Tadeo, ya que suele representársele con este instrumento.
San Pablo, San Andrés y San Pedro
Esta pintura representa a dos de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaron a Jesús de Nazaret acompañados de Pablo de Tarso, uno de los primeros difusores del cristianismo al que, por esa razón, se le conoce como “príncipe de los apóstoles”.
Pueden identificarse gracias a los objetos con que se representan. A la izquierda, Pablo lleva la espada, alusión a su muerte decapitado, y un libro abierto, referencia al texto de los Hechos de los Apóstoles y las catorce cartas que escribió y que aparecen en la Biblia. En el centro, Andrés está delante de la cruz en aspa a la que, según la tradición, fue atado hasta morir. A la derecha, Pedro sostiene una gran llave, símbolo de la llave del Cielo que él guarda por haber sido nombrado su sucesor por Jesús de Nazaret.
Abrazo ante la puerta dorada.
Según la tradición, Joaquín y Ana son los padres de María y, por tanto, abuelos de Jesús de Nazaret. Tras veinte años de matrimonio no lograban tener descendencia, lo que entre los judíos era considerado como una maldición divina.
Joaquín se retiró entonces al desierto, junto a sus pastores, donde ayunó durante cuarenta días. Tras este sacrificio se le apareció el arcángel Gabriel, al igual que a su mujer Ana, que estaba sola en Jerusalén, y les anunció que sus ruegos habían sido escuchados: serían padres de una niña. Corrieron uno al encuentro del otro y se abrazaron junto a las murallas de Jerusalén, en la llamada Puerta Dorada. Así, sin que hubiera entre ellos contacto carnal, concibieron a su hija.
La pintura capta ese preciso momento, representando a Joaquín poniendo la mano sobre el vientre de su esposa para indicar que ha quedado embarazada.
Desposorios de María y José.
Según la tradición, los sacerdotes del templo eligieron a José entre varios pretendientes como el esposo más adecuado para la Virgen María.
La escena representa el momento en que un sacerdote junta las manos de María y José, mientras dos mujeres contemplan la escena.
Anunciación.
Según los evangelios, el arcángel Gabriel fue enviado por Dios para anunciar a María que iba a ser la madre del Mesías. Es un episodio de gran importancia simbólica para el cristianismo, ya que representa el misterio de la Encarnación, es decir, el momento en que Dios se hace hombre para salvar a la humanidad del pecado.
Esta pintura muestra el instante en que el arcángel se presenta ante María, mientras la mujer, que está leyendo, baja los ojos en señal de humildad. Sobre ellos aparece Dios Padre enviando la paloma del Espíritu Santo, en alusión a la concepción milagrosa y divina de Cristo. Entre en arcángel y María hay un jarrón con flores blancas que simbolizan la pureza y virginidad de la mujer.
La escena se ha ambientado en el interior de un dormitorio, para hacerla más cercana y expresiva.
Circuncisión de Jesús.
El evangelio de Lucas cuenta que Jesús, judío de nacimiento, fue circuncidado a los ocho días de nacer, siguiendo la práctica de la religión judía que establece que todos los niños varones deben participar en esta ceremonia ritual, en la que también se les pone nombre. La representación capta el momento en que María sujeta al Niño mientras el sacerdote lo circuncida con un pequeño cuchillo. José, en un segundo plano junto a la Virgen, se lleva la mano al pecho mientras otros cuatro personajes asisten a la ceremonia.
Es una pintura de gran expresividad en la que destaca la manera en que algunas figuras, como María o el ayudante que hay junto al sacerdote, miran directamente hacia el espectador para subrayar la importancia de la escena.
Nacimiento de Jesús
Esta pintura narra un episodio inspirado en los evangelios: María y José, que habían tenido que trasladarse a Belén, han encontrado cobijo en un establo y allí ha nacido Jesús. Arrodillados en señal de respeto, miran al Niño que está tumbado en el pesebre. José sujeta en su mano izquierda una vela, que representa simbólicamente la idea de que ese Niño es el salvador, la luz del mundo.
Detrás están la mula y el buey, animales que tradicionalmente se representan acompañando el Nacimientode Jesús. Al fondo, destaca un bello paisaje montañoso que aporta profundidad a la escena.
Tres santas.
Esta pintura representa a tres mujeres que han alcanzado la santidad, presentándolas como modelo a seguir.
No es posible reconocer a la de la izquierda, que sujeta en su mano derecha la palma, símbolo de la victoria sobre el pecado y la muerte, que la identifica como santa mártir. La del centro es Apolonia, reconocible por sujetar una gran tenaza con una muela, alusión a uno de los martirios que sufrió. La de la derecha, coronada como una princesa, es Catalina de Alejandría, identificada por la rueda dentada que aparece tras de ellas, la más famosa de las torturas a las que fue sometida.
Santa Lucía, Santa Águeda y Santa Inés
Esta pintura representa a tres mujeres que han alcanzado la santidad, presentándolas como modelo a seguir.
La de la izquierda es Lucía de Siracusa, que sostiene una bandeja en la que muestra sus ojos, ya que, según la leyenda, se los arrancaron por negarse a ofrecer sacrificios a los dioses paganos. En el centro, Águeda de Catania muestra unas grandes tenazas con un pecho femenino, ya que se cuenta que le arrancaron los pechos por no querer renunciar al cristianismo. La de la derecha es Inés de Roma, reconocible por tener en su regazo un cordero, símbolo de pureza, ya que su nombre, Agnese en italiano, significa literalmente cordera.
Cuerpo 2
Santiago el Menor, San Felipe y San Juan
Esta pintura representa a tres de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaron a Jesús de Nazaret. Pueden identificarse gracias a los objetos que sujetan.
A la izquierda, Santiago el Menor sujeta una maza, ya que según la tradición murió al ser golpeado en la cabeza con este objeto. En el centro, Felipe muestra cinco panes y dos peces, pues según los evangelios fue este apóstol quien acompañó a Cristo en la multiplicación milagrosa de estos alimentos. A la derecha, Juan sujeta una copa de la que sale un pequeño dragón, alusión a su milagro más famoso: un día le ofrecieron una copa con veneno, pero el santo la bendijo y pudo beber de ella sin morir, mostrando así que el cristianismo es la auténtica fe.
San Simón, San Bartolomé y San Mateo
Esta pintura representa a tres de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaron a Jesús de Nazaret.
Pueden identificarse gracias a los objetos que sujetan. A la izquierda, Simón lleva bajo el brazo una gran sierra, ya que la tradición cuenta que fue serrado en dos. En el centro, Bartolomé sostiene un cuchillo, con el que la leyenda dice que le arrancaron la piel. A la derecha, San Mateo se apoya en un hacha de largo mango, llamada alabarda, con la que según algunas versiones le cortaron la cabeza.
Adoración de los Reyes Magos o Epifanía.
Según los evangelios, unos Magos de Oriente visitaron a Jesús en Belén. No se citan sus nombres, su número, ni su raza, aunque la tradición recoge que fueron tres: Melchor, Gaspar y Baltasar. A partir del siglo XIV, este último ha solido representarse como un joven de raza negra.
Sí se dice, en cambio, que le llevaron tres presentes: oro, como rey; incienso, como dios; y mirra, un bálsamo muy aromático que se usaba para embalsamar a los muertos, como hombre y, por tanto, mortal. María, sentada, tiene al Niño en el regazo, mientras José aparece en un segundo plano. Melchor y Gaspar, en señal de respeto, se arrodillan ante Jesús, reconociéndolo como el hijo de Dios, mientras Baltasar, de pie, parece hablar con José.
Huida a Egipto.
Según los evangelios, un ángel alertó a José de que el rey Herodes iba a ordenar asesinar a todos los niños menores de dos años por miedo a que uno de ellos lo destronase. María y José decidieron entonces escapar a Egipto para salvar a Jesús. Se representa a María con el Niño en brazos, a lomos de un burro que es llevado por José, quien camina delante de ellos y lleva una calabaza a modo de cantimplora.
La escena se ambienta en un paisaje, lo que la hace más cotidiana y comprensible, y muestra un episodio legendario: al paso del Niño, los ángeles inclinan las ramas de las palmeras para que María pueda coger sin esfuerzo los dátiles y, así, avanzar más rápido en su huida.
Virgen con el Niño.
Imagen de María sentada con un libro en la mano derecha y el Niño Jesús en el regazo, del tipo conocido como Virgen-trono y que el País Vasco se denomina Andra Mari (“señora María”).
Para destacar el carácter divino de su hijo, éste se vuelve para jugar con el libro abierto, que lee a pesar de su corta edad. Destaca la natural relación entre la mujer y el niño, así como la expresividad de la figura del pequeño.
Presentación en el Templo.
Según la ley judía, todas las familias debían presentar a Dios a su primer hijo varón, ofreciendo en el templo el sacrificio de un par de tórtolas o de pichones. El evangelio de Lucas cuenta que, cumpliendo este precepto, María y José llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Allí dos personas reconocieron al Niño como el Mesías: el anciano Simeón, que aquí aparece como un sacerdote ricamente vestido que sujeta al Niño con gran respeto, y la profetisa Ana, que aparece en el centro de la imagen, juntando sus manos como si rezara.
En una pintura llena de detalles, como la jaula con las tórtolas que lleva José, de pie tras la Virgen María, o el arca con las tablas de la ley que aparece en el fondo de la escena.
Visitación.
Según el evangelio, María, embarazada de Cristo, visita a su prima Isabel, quien estaba también embarazada de Juan el Bautista, para comunicarle que va a ser la madre de Dios.
En este relieve, María e Isabel se abrazan, mientras otras dos mujeres contemplan la escena y señalan, indicando la importancia del hecho.
Tres santas.
Esta pintura representa a tres mujeres que han alcanzado la santidad, presentándolas como modelo a seguir. La de la izquierda es María Magdalena, representada como una joven ricamente vestida que sujeta el tarro de perfume con el que iba a embalsamar el cuerpo de Jesús, encontrando el sepulcro vacío y dando así testimonio de la resurrección. La de la derecha es Engracia de Zaragoza, reconocible por tener un clavo en la frente, ya que, según la tradición, ésta es la manera en que la torturaron.
No es posible identificar la figura del centro, que sostiene un libro abierto, lo que indicaría que es una santa que destacó por su sabiduría y piedad.
Tres santas
Esta pintura representa a tres mujeres que han alcanzado la santidad, presentándolas como modelo a seguir.
La de la derecha es Clara de Asís, reconocible por vestir el hábito de las clarisas, orden que fundó siguiendo el modelo de Francisco de Asís, y por llevar una custodia, ya que se dice que simplemente mostrando la forma consagrada consiguió vencer a los sarracenos que querían conquistar la ciudad de Asís. La del medio, que sujeta una cesta con frutas, es probablemente Dorotea de Capadocia: la leyenda cuenta que el prefecto mandó decapitarla por negarse a ofrecer sacrificios a los dioses paganos, alegando que ella era “esposa de cristo”, es decir, cristiana; mientras la ejecutaban el verdugo se burló de ella, pidiéndole que le enviara manzanas del jardín de su esposo y entonces, aunque estaban en pleno invierno, apareció un niño llevando una cesta con estas frutas.
No es posible identificar a la santa de la izquierda, que sujeta un objeto dorado, quizás un cetro o un crucifijo.
Cuerpo 3
Jesús Camino del Calvario.
Pintura sobre lienzo realizada hacia 1712, con un estilo muy diferente al del resto de tablas. Según los evangelios, antes de morir Jesús fue obligado a cargar con la cruz por las calles de Jerusalén hasta el monte Calvario, donde sería crucificado.
Por el camino, era insultado por los soldados, que aquí aparecen rodeándole, amenazándole con una lanza y tirando de él con una cuerda. Le acompaña una mujer que le alcanza un paño para que se seque el sudor y la sangre.
Según la tradición, el rostro de cristo habría quedado milagrosamente impreso en ese lienzo, por lo que se conoce a esa mujer como Verónica que en latín quiere decir “imagen verdadera”.
Jesús entre los doctores.
Según los evangelios, cuando Jesús tenía 12 años acudió a Jerusalén con sus padres a celebrar la Pascua judía y, entre el gentío, se perdió. Tras buscarlo durante tres días, lo encontraron en el templo, discutiendo con los sacerdotes y teólogos, que estaban asombrados de su sabiduría.
En la escena, Jesús aparece en el centro, rodeado de los sabios que le preguntan y comprueban en los libros sus respuestas, mientras María y José aparecen en el extremo izquierdo de la imagen.
Asunción y coronación de la Virgen.
Según la tradición católica, al final de su vida María fue llevada al Cielo y es, junto con el propio Jesucristo, la única persona que se encuentra en cuerpo y alma en el Paraíso, sin tener que esperar al Juicio Final y la Resurrección de los muertos.
Se le representa de pie sobre la media luna y rodeada de ángeles que la coronan como Reina de los Cielos y la sostienen, ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.
Matanza de los Santos Inocentes.
Los evangelios cuentan que Herodes, confundiendo el Nacimiento del Mesías con el de un futuro monarca de los judíos, ordenó asesinar en Belén a todos los niños menores de dos años por miedo a que uno de ellos lo destronase.
La escena se presenta en toda su crueldad, mostrando cómo los soldados dan muerte a los niños sin atender a las súplicas de sus madres.
Prendimiento de Jesús.
Pintura sobre lienzo realizada hacia 1712, con un estilo muy diferente al del resto de tablas. Según los evangelios, mientras Jesús estaba orando en el huerto de los olivos, llegaron los soldados del Sanedrín (el consejo de los jueces judíos), acompañados de Judas Iscariote, quien lo traicionó e hizo que lo arrestaran.
Aquí se representa el momento en que es llevado preso por uno de los guardas, mientras sus discípulos intentar evitar el prendimiento. Cristo, en el centro de la escena, baja la cabeza en señal de aceptar su destino.
Llama la atención la figura de Pedro, que ha derribado a un soldado mientras levanta una espada. La Biblia cuenta que cortó la oreja del caído, pero Jesús la curó milagrosamente.
Ático
Calvario.
El retablo se corona con una representación del Calvario, es decir, Cristo crucificado rodeado de su madre, María, y su discípulo predilecto, Juan.
Aquí se representa el momento en que Jesús ya ha muerto, como demuestra la herida que sangra en su costado, mientras María junta las manos para expresar su piedad y dolor.