Conjunto de retablos de la iglesia de los Santos Juanes (Bilbao)

Retablo de la Soledad

  • Templo: Iglesia de los Santos Juanes (Bilbao)
  • Ubicación: Capilla de la Dolorosa (lado derecho del crucero)
  • Autor: José de Egusquiza (arquitecto), Martín Amigo (pintor) y Ventura de Sugazu (dorador)
  • Promotor: Cofradía de la Vera Cruz
  • Cronología: siglo XVII (1694-1695)
  • Estilo: Barroco

Un retablo trasladado desde la desaparecida iglesia de los Santos Juanes, en Atxuri

Retablo interactivo, pulse sobre las imágenes para ampliar su información.

Iglesia:

La iglesia de los Santos Juanes se encuentra en el Casco Viejo de Bilbao, en la calle de la Cruz. Fue fundada por los jesuitas en 1617 como iglesia para el colegio de San Andrés, que se encontraba fuera de las murallas de la villa, en un lugar que no formaba parte de las siete calles fundacionales de Bilbao.

Como es habitual de las iglesias de los jesuitas, su planta tiene forma de rectángulo, con capillas a ambos lados de la nave central.

El claustro y las dependencias del colegio albergan hoy el Euskal Museoa – Museo Vasco.

Iglesia de los Santos Juanes (Bilbao)
Advocación Retablo de la Soledad (Bilbao)

Advocación:

La tradición católica atribuye a la Virgen María siete momentos dolorosos a lo largo de su vida, en los que sufre por su hijo. La Soledad es el último de todos, que sufre tras el entierro de Jesús, a quien debe dejar en el sepulcro, quedando así en soledad y a la espera de su Resurrección.

Por eso se le representa con manto negro, las manos juntas y crispadas, llorando angustiada por la muerte de su hijo.

Descripción:

Retablo de cuerpo único que se encuentra en la capilla de la Dolorosa, en el crucero, a la derecha según se mira al altar.

Está realizado en madera dorada y responde al esquema habitual de los retablos barrocos. Cuenta con zócalo o banco; un cuerpo central, con la hornacina donde se encuentra la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, rodeada por cuatro columnas de fuste retorcido, llamadas salomónicas, y decoradas con motivos vegetales; y un remate o ático con un cuadro del Ecce Homo enmarcado por una decoración de roleos, es decir, formas vegetales enroscadas formando una espiral.

También propia del estilo barroco es la combinación de escultura y pintura en un mismo mueble: por eso la imagen principal es una escultura, mientras que la que corona el retablo es un lienzo de formato rectangular.

Historia:

Este retablo fue encargado en 1694 por la cofradía de la Vera Cruz, la más antigua de todas las existentes en Bilbao (su fundación data de 1553). La obra, que costó 1.500 reales, se confió al arquitecto José de Egusquiza, vecino de Bilbao, quien realizó la estructura o mazonería.

Para dorar el mueble se pagaron 2.915 reales al pintor bilbaíno Ventura de Sugazu. El cuadro del Ecce Homo que corona el retablo se encargó por 180 reales a Martín Amigo, también vecino de Bilbao.

La imagen principal, que se atribuye al escultor Raimundo Capuz, fue traída de Madrid. Este retablo estuvo en origen en la iglesia de los Santos Juanes de Atxuri, ya desaparecida, y fue trasladado aquí en 1770, cuando la iglesia de San Andrés dejó de pertenecer a los jesuitas y pasó a ser una más de las parroquias bilbaínas, tomando el nombre de la desaparecida iglesia atxuriarra.

Imaginería:

Virgen de la Soledad.

Virgen de la Soledad.
La Virgen María ha sido representada en el momento en que llora amargamente por la muerte de su hijo. La escultura es una imagen de las llamadas “de vestir”; es decir, que sólo el rostro y las manos han sido tallados en madera, mientras que el cuerpo es un simple armazón que queda cubierto por los ropajes de la figura.

Esta imagen, que es sacada en procesión por la Cofradía de la Vera Cruz cada Semana Santa, se atribuye al escultor Raimundo Capuz.

Ecce Homo.

Ecce Homo.
Este lienzo muestra a Jesús de Nazaret en el momento en que, después de ser apresado, azotado y coronado de espinas, el gobernador romano Poncio Pilato lo presenta a los judíos para que el pueblo elija si quiere liberarlo o prefiere dejar marchar a Barrabás. Al señalarlo, Pilatos dijo en latín “ecce homo”, lo que significa “he aquí al hombre”, expresión que da título a todas las representaciones de este tipo.

En esta pintura Jesús aparece con el pecho descubierto, y las manos atadas con cuerda. Viste un manto de rojo intenso, está coronado de espinas y sujeta en su mano derecha un cetro de caña. Estos elementos son una burla de los atributos propios de los reyes, ya que, según los evangelios, después de que Jesús fuera apresado sus captores lo vistieron así para reírse de él por hacerse llamar rey de los judíos.

Es obra del pintor Martín Amigo.