Retablo de la Asunción de María (Durango)

  • Templo: Iglesia de Santa María (Andra Mari de Uribarri) (Durango)
  • Ubicación: Altar Mayor
  • Autor: Martín Ruiz de Zubiate (escultor)
  • Promotor: Ayuntamiento de Durango y parroquia de Santa María de Uribarri
  • Cronología: siglo XVI (1578-1590)
  • Estilo: Renacimiento

Trazas hispanoflamencas de Brujas para uno de los más antiguos retablos de Euskadi

Retablo interactivo, pulse sobre las imágenes para ampliar su información.

Iglesia:

La basílica de Santa María es una de las obras más monumentales del País Vasco y uno de los mejores ejemplos de arquitectura barroca. En su interior, llaman la atención la amplia nave central, mucho mayor que las laterales, y las capillas del ábside.

Al exterior, destaca por su monumentalidad el amplio pórtico de la fachada sur.

Basílica de Santa María de Uribarri
Durango Advocación

Advocación:

El retablo se dedica a la Asunción de la Virgen María.

Según la tradición católica, al final de su vida María fue llevada al Cielo y es, junto con el propio Jesucristo, la única persona que se encuentra en cuerpo y alma en el Paraíso, sin tener que esperar al Juicio Final y la Resurrección de los muertos.

Se le representa sobre nubes y rodeada de ángeles, ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.

Descripción:

El retablo es de forma poligonal para adaptarse al ábside de la iglesia. Tiene un alto zócalo o banco, sobre el que se desarrollan tres cuerpos divididos en cinco calles, y un ático coronado por el Calvario al que acompañan dos figuras de ángeles desnudos. Combina relieves y esculturas, en casillas enmarcadas por columnas y rematadas por frontones curvos y triangulares.

Las escenas narran la vida de María, subrayando su papel como Madre de Dios. A ella se dedican los relieves e imágenes principales, destacando los de la calle central: en el camarín, la Virgen con el Niño; sobre ella la Asunción, acompañada por la figura de Dios Padre; y encima la Coronación. Las escenas están alternadas con esculturas de santos y apóstoles.

El banco está decorado con escenas de la pasión de Cristo y tiene un crucifijo. En su parte baja hay seis bustos de mujer, bajo una arquitectura decorada con motivos vegetales. Estas esculturas contienen las reliquias de otras tantas santas, y son el elemento más singular del retablo.

La decoración es muy rica, con formas vegetales y animales, rostros humanos y angelitos o putti. Estos motivos cubren toda la superficie del mueble, creando la sensación de que no queda ningún espacio sin decorar, lo que técnicamente se denomina horror vacui (“miedo al vacío”).

Todas las esculturas –salvo la central de la Virgen con el Niño, más antigua– fueron realizados siguiendo la moda del siglo XVI y tomando como modelo las obras del escultor italiano Miguel Ángel, que trabajó, entre otros, para los papas de Roma. Por eso se dice que este retablo es de estilo romanista. Se ve esta influencia en las musculosas anatomías de los personajes y, sobre todo, en las figuras desnudas que acompañan a las escenas principales.

Historia:

En 1578 el ayuntamiento de Durango y los responsables de la parroquia de Santa María de Uribarri decidieron encargar un retablo para vestir la capilla mayor de la iglesia, que se había terminado décadas antes. Para la escultura se llamó a Martín Ruiz de Zubiate, natural de Arratzu. Este artista era discípulo del escultor vasco más importante del momento, Juan de Anchieta, quien también podría haber intervenido en esta obra. Los trabajos se terminaron en 1590, cuando retablo y esculturas fueron dorados y pintados.

Imaginería:

A.- Andra Mari
Andra Mari
Representación de la Virgen sentada con el Niño en el regazo, del tipo conocido como Virgen-trono y que en el País Vasco se denomina Andra Mari (“señora María”). Es la imagen más antigua del retablo, al menos cien años anterior al resto de esculturas y relieves.

Sigue modelos medievales y es de estilo gótico, aunque seguramente fue repintada en el siglo XVI, cuando fue colocada en el camarín.

B.- Asunción.
Asunción.
Según la tradición católica, al final de su vida María fue llevada al Cielo y se encuentra en cuerpo y alma en el Paraíso. Se le representa sobre nubes y rodeada de ángeles, que la coronan de flores y la sostienen, ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.

Singularmente, se ha representado a estos ángeles sin alas y completamente desnudos, con anatomías muy musculosas, siguiendo modelos del escultor italiano Miguel Ángel.

C.- Coronación de la Virgen María.
Coronación de la Virgen María.
Según la tradición católica, María, ya en la Gloria, es coronada Reina de los Cielos. La acompaña la Trinidad: a la derecha, el Padre, representado como un hombre maduro de larga barba vestido con túnica y manto; a la izquierda, el Hijo, Cristo, con el torso desnudo y llevando la cruz, símbolo de su muerte; y en el centro, el Espíritu Santo, simbolizado por una paloma blanca que extiende las alas en forma de cruz.

Destaca la policromía, especialmente la de los ropajes, a base de dorados, que hace destacar la escena.

D.- Calvario.
Calvario.
El retablo se corona con una representación del Calvario, es decir, Cristo crucificado rodeado de su madre, María, y su discípulo predilecto, Juan. A los pies de la cruz aparece una calavera, alusión al lugar donde ocurrió la crucifixión, el Gólgota (palabra que significa literalmente “lugar de la calavera”), pero también a una leyenda medieval, según la cual el árbol que sirvió para construir la cruz de Cristo habría brotado de la calavera de Adán.

La talla y la pintura de estas tres imágenes es exquisita, destacando los ropajes de la Virgen y Juan, así como la anatomía del crucificado.

1.- Nacimiento de la Virgen.
Nacimiento de la Virgen.
La Biblia apenas dice nada de la vida de María, que conocemos sobre todo por leyendas y tradiciones medievales. Aquí se representa su nacimiento como un hecho cotidiano: su madre, Ana, ya ha dado da a luz y es atendida en la cama por dos mujeres que le ofrecen platos de comida, mientras dos comadronas están lavando a la recién nacida.

Es una escena muy expresiva, en la que llaman la atención las vestimentas de las mujeres y las ropas de cama, pintadas con ricos colores entre los que destacan los dorados, así como la anatomía de la niña, exageradamente musculada, que sigue modelos del escultor italiano Miguel Ángel.

2.- Presentación de María en el Templo.
Presentación de María en el Templo.
La Biblia apenas dice nada de la vida de María, que conocemos sobre todo por leyendas y tradiciones medievales. Siendo muy joven, los padres de María, Joaquín y Ana, la llevaron al templo de Jerusalén, donde sería educada por los sacerdotes hasta llegar a la edad de casarse. Aquí se representa el momento en que el sacerdote Baraquías recibe a la niña, que sube las escaleras del templo, y profetiza que será la Madre del Mesías, mientras sus padres y una doncella contemplan la escena.

Llama la atención la figura de Joaquín, en primer término, cuyo gesto y barba rizada recuerdan a la famosa escultura del Moisés del escultor italiano Miguel Ángel.

3.- Anunciación.
Anunciación.
Según los evangelios, el arcángel Gabriel fue enviado por Dios para anunciar a María que iba a ser la Madre del Mesías. Es un episodio de gran importancia simbólica para el cristianismo, ya que representa el misterio de la Encarnación, es decir, el momento en que Dios se hace hombre para salvar a la humanidad del pecado. Esta escena representa el instante en que el arcángel se presenta ante María, arrodillándose ante ella y ofreciéndole unos lirios blancos, símbolo de pureza y virginidad, mientras la mujer, que está leyendo, lleva una mano a su pecho y baja la mirada en señal de humildad y aceptación. Sobre ellos, se representa simbólicamente al Espíritu Santo como una paloma blanca que extiende sus alas en forma de cruz, en alusión a la concepción milagrosa y divina de Cristo.

Es una representación muy expresiva, en la que destacan los gestos de las figuras, la calidad de la talla y la finura de la policromía.

4.- Adoración de los Pastores.
Adoración de los Pastores.
Según los evangelios, después de que Jesús naciera en Belén un ángel anunció a los pastores que había nacido el Mesías. Asombrados, acudieron al pesebre para presentarle sus respetos. Se representa a María sosteniendo al Niño en brazos; éste levanta la mano derecha en actitud de bendecir, mientras que un pastor se arrodilla en señal de respeto, al tiempo que le ofrece como presente un cordero, elemento simbólico que alude a Cristo como cordero de Dios y, por tanto, a su papel de redentor de la humanidad.

La representación se completa con las figuras de José, junto a María, y otros dos pastores que contemplan al Niño, así como la mula y el buey, animales que tradicionalmente acompañan las representaciones del Nacimiento de Jesús. Tres ángeles en actitud de vuelo descorren una rica cortina, subrayando el carácter divino de la escena. Llama la atención la rica policromía, muy detallada en los ropajes.

También destacan la anatomía musculada y las posturas de los ángeles y el Niño, que se inspiran en esculturas de Miguel Ángel.

5.- Huida a Egipto.
Huida a Egipto.
Según los evangelios, un ángel alertó a José de que el rey Herodes, confundiendo el nacimiento del Mesías con el de un futuro monarca de los judíos, iba a ordenar asesinar a todos los niños menores de dos años por miedo a que uno de ellos lo destronase. María y José decidieron entonces huir a Egipto para salvar a Jesús de este hecho, conocido como la matanza de los inocentes.

Se representa a María con el Niño desnudo en brazos, a lomos de un burro que es llevado por José, quien camina delante de ellos. La escena se ambienta en un paisaje con árboles, lo que la hace más cotidiana y comprensible.

Destaca la expresividad del rostro de José, que se vuelve para mirar a María y el Niño, así como la delicada policromía, muy cuidada en los ropajes.

6.- Dormición de la Virgen.
Dormición de la Virgen.
Según la tradición católica, al final de su vida María fue llevada al Cielo y es, junto con el propio Jesucristo, la única persona que se encuentra en cuerpo y alma en el Paraíso, sin tener que esperar al Juicio Final y la Resurrección de los muertos. Por eso, no murió, sino que quedó como dormida después de que todos los apóstoles hubieran acudido para acompañarla.

Se representa el momento en que María, tendida en la cama y con un crucifijo entre las manos, se despide de los apóstoles, que la rodean. El más próximo a ella es Juan, representado como un hombre joven y sin barba, que la sujeta pasando sus brazos bajo los hombros. Otro de los discípulos, un hombre de larga barba rizada, se vuelve y mira directamente hacia el espectador, dando mayor viveza a la escena.

Llama la atención la expresividad de los rostros, así como la rica policromía de los ropajes, con abundancia de detalles dorados.

Banco (parte alta)

7.- Última Cena.
Última Cena.
Escena tomada de los evangelios que describe el momento en que Jesús se reúne a cenar con sus discípulos y anuncia que uno de ellos le va a traicionar. De ahí el movimiento de las figuras, que muestran gestos de sorpresa y parecen conversar entre sí, para saber quién de ellos será el traidor. Esta representación se caracteriza por la situación de los apóstoles en torno a la mesa, con gran cantidad de detalles cotidianos como platos, cuchillos, copas…

En el centro, la figura de Jesús –con Juan, su discípulo preferido, recostado sobre su pecho– toma un pan en su mano izquierda mientras bendice con la derecha, gesto que remite a la institución del sacramento de la eucaristía, que los católicos recuerdan en la celebración de cada misa.

8.- Oración en el Huerto.
Oración en el Huerto.
Según los evangelios, después de la Última Cena Jesús se retiró junto con Pedro, Santiago de Zebedeo y Juan a un huerto de olivos conocido como Getsemaní, al que solía acudir con sus discípulos para rezar. Consciente de que va a ser apresado y crucificado, se dirige a Dios pidiéndole “Padre, si puedes aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”, mostrando que, como hombre, sufre ante la inminencia de la muerte pero acepta la voluntad de Dios.

Por eso, se representa aquí a Jesús arrodillado, con las manos juntas en actitud de orar, mientras un ángel llega volando y le ofrece una copa o cáliz. Los tres apóstoles que le acompañan aparecen dormidos, siguiendo la descripción de la escena que se hace en la Biblia.

9.- Prendimiento.
Prendimiento.
Según los evangelios, mientras Jesús estaba orando en el huerto de los olivos, llegaron los soldados del Sanedrín (el consejo de los jueces judíos), acompañados de Judas Iscariote, quien lo traicionó e hizo que lo arrestaran. Aquí se representa el momento en que es llevado preso por uno de los guardas, mientras sus discípulos intentar evitar el prendimiento. La figura de Cristo, en el centro de la escena y vestida con túnica azul, baja la cabeza en señal de aceptar su destino.

Llama la atención la figura de Pedro, que ha derribado a un soldado mientras levanta una espada. La Biblia cuenta que cortó la oreja del caído, pero Jesús la curó milagrosamente. Es una escena muy expresiva, enriquecida por los tonos dorados de la policromía.

10.- Jesús ante Anás.
Jesús ante Anás.
Según los evangelios, después de ser apresado Jesús fue interrogado por Anás, uno de los sacerdotes que formaban el consejo de los jueces judíos conocido como Sanedrín. En esta representación el juez, sentado y ricamente vestido, recibe a Jesús, que tiene las manos atadas y es conducido por la guardia cogido por el pelo.

Destaca el detallismo en los ropajes de los soldados y algunos elementos como cascos, lanzas o escudos.

11.- Dios Padre
Dios Padre
En esta imagen, situada inmediatamente encima de la de la Asunción, se representa a Dios Padre como un anciano de larga y rizada barba, rodeado de nubes, que abre los brazos en actitud de acoger a María en la Gloria. Llama la atención la talla de las nubes, de formas sinuosas, que aporta dinamismo a la escena.

Destaca también la expresividad de los gestos, subrayada por la policromía. Lo acompañan dos figuras de ángeles desnudos, que imitan modelos del escultor italiano Miguel Ángel.

Entrecalles (de dos en dos y de arriba abajo)

c. San Andrés.
San Andrés.
Según los evangelios, Andrés fue uno de los doce apóstoles que acompañaron a Jesús de Nazaret; hermano de Pedro, fue probablemente el primero de sus discípulos en ser llamado. Su leyenda cuenta que se dedicó a predicar en Tracia (entre las actuales Grecia, Bulgaria y Turquía) y allí fue condenado a ser azotado y atado hasta la muerte en una cruz en forma de aspa. Por eso, se le representa sujetando un libro cerrado en su mano izquierda, que lo identifica como apóstol, y la cruz aspada, símbolo de su martirio, en la derecha.

Llama la atención la expresividad de su rostro, reforzada por la talla de los rizos de su cabello y barba, y la rica policromía de sus vestimentas.

d. San Lucas

San Lucas
Según la Biblia, Lucas fue un discípulo de Pablo de Tarso. La tradición cristiana le atribuye dos libros de la Biblia: uno de los cuatro evangelios directamente inspirados por Dios y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Suele acompañarse de un toro, que en este caso asoma bajo sus pies, el animal simbólico que lo identifica como el tercer evangelista. Además, sujeta con su mano izquierda un libro y una pluma con la derecha, en alusión a los textos que escribió.

Destaca la expresión de su rostro, que se vuelve hacia el cielo buscando la inspiración divina, resaltado por el trabajo de talla en su cabello y su barba. Llama también la atención el colorido de sus ropajes, adornados con motivos en color oro.

a. San Bernabé.

San Bernabé.
Según aparece en la Biblia, Bernabé fue un hombre piadoso que se convirtió al cristianismo, vendió sus bienes y repartió el dinero entre los apóstoles. Después de su conversión, acompañó a Pablo de Tarso en sus predicaciones. Según la tradición, murió apedreado por los judíos en Salamina, en la isla de Chipre. Por eso se le representa aquí con un libro, que lo identifica como discípulo de Jesús, y un montón de piedras, en alusión a su martirio.

La imagen destaca por su postura, ligeramente ladeada, que le da movimiento y la asemeja a esculturas de Miguel Ángel. Puede verse esta influencia también en la manera de tallar el pelo y la barba, así como en la potente musculatura del brazo izquierdo, que tiene descubierto.

b. San Esteban.

San Esteban.
Esteban fue, según la Biblia, el primer mártir del cristianismo. Vivió a comienzos del siglo I y fue uno de los diáconos nombrados por los apóstoles. Sus declaraciones contra la actitud de la iglesia judía y el uso mercantilista que se hacía del templo de Jerusalén hicieron que fuera acusado de blasfemia y condenado a morir apedreado. Se le representa como un hombre joven, todavía sin barba, vestido de diácono, con una capa corta llamada dalmática, abierta por los dos lados y con mangas hasta el codo.

En sus manos sujeta un libro y un montón de piedras, en alusión a la manera en que fue martirizado. Destaca la talla de las ropas, con pliegues muy movidos, reforzada con el uso del color, sobre todo el rojo y dorado de la dalmática.

e. San Fausto.

San Fausto.
Según la tradición, Fausto fue un soldado romano del siglo II que se convirtió al cristianismo y fue martirizado por defender sus creencias religiosas. Por eso se le representa con capa, coraza y el faldellín propio de las milicias romanas, mientras en su mano derecha sujeta una palma, símbolo de victoria desde la Antigüedad, que representa la victoria de los mártires sobre la muerte.

Destaca la calidad de la talla y la policromía, imitando materiales como la tela de sus ropajes, el metal de la coraza o el oro del broche que sujeta la capa.

f. San Ignacio de Loiola.

San Ignacio de Loyola.
Ignacio de Loyola fue el fundador, en 1534, de la Compañía de Jesús, los llamados jesuitas. Por eso aparece representado señalando con la mano derecha el libro con las normas de la compañía, que sujeta con la izquierda; en él puede leerse, además, el lema de los jesuitas Ad Maiorem Dei Gloriam, “a la mayor gloria de Dios”.

Destaca esta imagen por el cuidado uso del color y, sobre todo, por el movimiento de los ropajes, y por la expresividad del gesto, que recuerda el de algunas esculturas de Miguel Ángel.

Banco (parte baja)

r. Relicarios

Relicarios
A cada lado del crucifijo central, en la parte baja del retablo, llamada banco, se dispone una representación de arquitectura clásica, adornada con guirnaldas y motivos vegetales. Como si se tratara de un edificio, cada una de estas arquitecturas cuenta con tres ventanas, a las que parecen asomarse tres bustos femeninos. Estas seis esculturas representan bellas mujeres con lujosos vestidos y tocados, y contienen las reliquias de otras tantas santas veneradas por la Iglesia Católica.

Estos bustos-relicario, también llamados “cabezas” o “testas”, son un elemento muy poco habitual en los retablos vizcaínos, por lo que hacen de este de Durango una obra excepcional.