Retablo de la Asunción de María (Portugalete)

  • Templo: Iglesia de Santa Maria (Portugalete)
  • Ubicación: Altar Mayor
  • Autor: Guiot de Beaugrant (escultor), Juan de Beaugrant (escultor), Juan de Ayala II (escultor) y Andrés de Rada (dorador)
  • Promotor: Ayuntamiento de Portugalete y Lope García de Salazar
  • Cronología: siglo XVI (1533-1555)
  • Estilo: Renacimiento

Uno de los mejores representantes del primer Renacimiento en este territorio

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Iglesia:

La iglesia de Santa María de Portugalete se encuentra en el lugar que ocupó una pequeña parroquia gótica, mandada construir en 1322 por la Señora de Vizcaya, María Díaz de Haro. Portugalete era entonces una próspera villa mercantil, y pronto su población creció tanto que se hizo necesario construir una nueva iglesia. Las obras empezaron hacia 1492 y se prolongaron durante más de cien años.

El templo actual, por tanto, se terminó hacia 1600 y combina elementos del gótico y el Renacimiento, destacando su portada y, al interior, la capilla de los Salazar y la reja de la capilla de Santiago o de Gorostiza.

Tiene también una torre barroca, terminada hacia 1750 y cuyo remate fue reconstruido en 1894.

Basílica de Santa Maria (Portugalete)
Advocación Retablo Mayor de la Asunción de Nuestra Señora (Portugalete)

Advocación:

Tanto el retablo como la iglesia están dedicados a la Asunción de la Virgen María.

Según la tradición católica, al final de su vida María fue llevada al Cielo y es, junto con el propio Jesucristo, la única persona que se encuentra en cuerpo y alma en el Paraíso, sin tener que esperar al Juicio Final y la resurrección de los muertos.

Se le representa entre nubes y rayos de sol y rodeada de ángeles, ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.

Descripción:

Este retablo, tallado en madera de nogal y policromado únicamente en su calle central, ocupa todo el muro de la cabecera de la iglesia. Es de tipo casillero y está formado por un banco de piedra, donde aparece retratado el promotor de la obra junto a su escudo de armas; tres cuerpos, con relieves dedicados a la infancia de Jesús; y ático, rematado por la representación de la Trinidad y rodeado por escenas de la pasión de Cristo, junto con imágenes de los padres de la iglesia católica. Sobre él asoman las figuras de Dios Padre, San Miguel y San Jorge.

Verticalmente, se divide en tres calles: la central es más ancha y está dedicada a la Virgen María, titular del retablo; las laterales están flanqueadas por dos entrecalles que acogen las figuras de los doce apóstoles. En general, las imágenes están llenas de expresividad y movimiento. La casilla central está ocupada por un nicho de factura moderna, donde está la imagen de la Virgen con el Niño.

La decoración del retablo es la propia del Renacimiento, con formas inspiradas en la antigüedad griega y, sobre todo, romana: cabezas de angelotes llamadas putti, grutescos, tondos, cartelas y columnas toscanas, jónicas y corintias.

En cuanto a la policromía, es típicamente barroca, con un predominio del dorado, sobre el que se aplican colores azules y rojos.

Historia:

Este retablo fue encargado en 1533 por el ayuntamiento de Portugalete a Guiot de Beaugrant, escultor de origen flamenco afincado en Bizkaia, uno de los mejores representantes del primer Renacimiento en este territorio. Las obras pudieron costearse gracias a los bienes que el noble Lope García de Salazar dejó en herencia al templo.

En 1549 se hizo cargo de los trabajos Juan de Beaugrant, hermano de Guiot, quien colaboraría con el escultor alavés Juan de Ayala II. Las labores de talla terminaron en 1555, fecha en que Francisco Vázquez se encargó de dorar y pintar las escenas de la calle central.

Sin embargo, los relieves fueron repintados en 1749 por el dorador Andrés de Rada, quien eliminó por completo la policromía original.

Imaginería:

Andra Mari

Andra Mari
Representación de la Virgen sentada con el Niño en el regazo, del tipo conocido como Virgen-trono y que en el País Vasco se denomina Andra Mari (“señora María”).

Es la imagen más antigua del retablo, al menos doscientos años anterior al resto de esculturas y relieves, ya que fue realizada en la centuria del 1300.

Sigue modelos medievales y es de estilo gótico, aunque seguramente fue repintada en el siglo XVIII, junto con el resto de escenas de la calle central.

Anunciación.

Anunciación.
Según los evangelios, el arcángel Gabriel fue enviado por Dios para anunciar a María que iba a ser la madre del Mesías. Es un episodio de gran importancia simbólica para el cristianismo, ya que representa el misterio de la Encarnación, es decir, el momento en que Dios se hace hombre para salvar a la humanidad del pecado. Esta escena representa el instante en que el arcángel se presenta ante María mientras la mujer, que estaba leyendo, se vuelve hacia él y abre los brazos en señal de sorpresa. Entre las dos figuras hay un jarrón con flores blancas, símbolo de pureza y virginidad.

En lo alto, dos pequeños ángeles sostienen la corona que indica que María, como Madre de Dios, es ahora Reina de los Cielo s y, al otro lado, la figura de Dios Padre, rodeado de ángeles, que envía sobre María la paloma del Espíritu Santo, en alusión a la concepción milagrosa y divina de Cristo.

Es una representación muy expresiva, en la que destacan los gestos de las figuras, la calidad de la talla y la finura de la policromía.

Es obra del escultor Juan de Ayala II.

Asunción.

Asunción.
Según la tradición católica, al final de su vida María fue llevada al cielo y se encuentra en cuerpo y alma en el Paraíso. Se le representa entre nubes y rayos de sol, rodeada de ángeles, ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.

Destaca la viveza, movimiento y expresividad de las figuras, resaltadas por la fina talla de los pliegues de sus ropajes.

Es obra del escultor Juan de Beaugrant.

Trinidad.

Trinidad.
Según la tradición, una vez en la Gloria María fue nombrada Reina de los Cielos. Por eso en esta representación la Trinidad aparece sujetando una elaborada corona dorada.

La Trinidad es la forma simbólica de representar al Dios de los cristianos, que se manifiesta en forma de tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios Padre (a la derecha) está representado como un anciano con larga barba que sujeta en su mano izquierda una esfera, símbolo del mundo. Dios Hijo (a la izquierda) está representado como Cristo resucitado, con las heridas de los clavos en su mano, vestido de rojo y oro y sujetando en la mano derecha la cruz. Entre ellos, el Espíritu Santo (en el centro), representado en forma de paloma blanca con las alas extendidas en forma de cruz.

Este relieve, obra del escultor Guiot de Beaugrant, destaca por la sensación de fuerza y movimiento que transmiten sus figuras.

Dios Padre

Dios Padre
En esta imagen, situada inmediatamente encima de la de la Trinidad, se representa a Dios Padre como un anciano de larga y rizada barba.

Destaca por la expresividad de su rostro, subrayada por la rica policromía barroca.

Visitación.

Visitación.
Según el evangelio, María, embarazada de Cristo, visita a su prima Isabel, quien estaba también embarazada de Juan el Bautista, para comunicarle que va a ser la Madre de Dios. En este relieve, María e Isabel se abrazan, mientras otras tres mujeres contemplan la escena. Destaca la manera en que María se inclina sobre su prima, que se arrodilla ante ella reconociéndola como la madre del Mesías.

Es una obra muy cuidada y expresiva, llena de detalles como la bolsa que cuelga en la cintura de Isabel o la bandeja de frutas que acerca una de las mujeres.

Fue realizada por el escultor Juan de Ayala II.

Adoración de los pastores.
Según los evangelios, después de que Jesús naciera en Belén un ángel anunció a los pastores que había nacido el Mesías. Asombrados, acudieron al pesebre para presentarle sus respetos. Se representa a María arrodillada y mirando al Niño, mientras que un pastor se inclina en señal de respeto, al tiempo que le ofrece como presente una cesta con huevos.

La representación se completa con las figuras de José, de pie detrás de María, y otros tres pastores: uno de ellos lleva un cordero, elemento simbólico que alude a Cristo como cordero de Dios y, por tanto, a su papel de redentor de la humanidad.

Destaca la manera en que todas las miradas confluyen en el Niño, incluso las de la mula y el buey, animales que tradicionalmente acompañan las representaciones del nacimiento de Jesús. Es obra del escultor Juan de Beaugrant.

Adoración de los Magos o Epifanía.

Adoración de los Magos o Epifanía.
Según los evangelios, unos Magos de Oriente visitaron a Jesús en Belén, a donde llegaron siguiendo una estrella que brillaba en el cielo. No se citan sus nombres, su número, ni su raza, aunque la tradición recoge que fueron tres: Melchor, Gaspar y Baltasar. A partir del siglo XIV, este último ha solido representarse como un joven de raza negra. Sí se dice, en cambio, que le llevaron tres presentes: oro, como rey; incienso, como dios; y mirra, un bálsamo muy aromático que se usaba para embalsamar a los muertos, como hombre y, por tanto, mortal.

En esta expresiva escena María sujeta al Niño mientras el primer mago, Melchor, ha dejado en el suelo la corona que lo identifica como rey y se arrodilla ante el hijo de Dios. Lo sigue Gaspar, que se ha quitado el sombrero en señal de respeto, mientras Baltasar, de pie, señala al cielo, indicando la estrella que ha guiado a los Magos. José, en un segundo plano, sujeta un tarro que le ha sido entregado por Melchor, mientras dos pajes asoman tras Gaspar, queriendo observar lo que sucede.

Es obra del escultor Juan de Ayala II.

Presentación en el templo.

Presentación en el templo.
Según la ley judía, todas las familias debían presentar a Dios a su primer hijo varón, ofreciendo en el templo el sacrificio de un par de tórtolas o de pichones. El evangelio de Lucas cuenta que, cumpliendo este precepto, María y José llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Allí el anciano Simeón, que aquí aparece como un sacerdote ricamente vestido que sujeta al Niño con gran respeto, lo reconoció como el Mesías.

En una escena muy vívida, en la que contrasta la actitud humilde de María con el gesto de sorpresa de José. Tras las figuras principales, un hombre y una mujer parecen asomarse con curiosidad, aportando expresividad al relieve.

Es obra del escultor Juan de Beaugrant.

Huida a Egipto.

Huida a Egipto.
Según los evangelios, un ángel alertó a José de que el rey Herodes iba a ordenar asesinar a todos los niños menores de dos años por miedo a que uno de ellos lo destronase. María y José decidieron entonces huir a Egipto para salvar a Jesús. Se representa a María con el Niño en brazos, a lomos de un burro que es llevado por José, quien camina delante de ellos.

La escena se ambienta en un paisaje, lo que la hace más cotidiana y comprensible. Al fondo, a la izquierda, se representa un hombre cortando el trigo: hace alusión a una leyenda del norte de Europa, muy poco representada en nuestro entorno, y de la que en Bizkaia hay otro ejemplo, en el tríptico dedicado a la infancia de Cristo que proviene de Gizaburuaga y hoy se exhibe en el Museo Diocesano.

Según esta tradición, al pasar la Sagrada Familia por un campo de cereal, las espigas crecieron milagrosamente en un solo día. Cuando los soldados de Herodes que les buscaban preguntaron al día siguiente si había pasado por allí una familia, el dueño del campo contestó que sí, que llegaron cuando el trigo acababa de ser sembrado. Al ver que ya se estaba recogiendo el trigo, los soldados pensaron que no podían ser María, Jesús y José, y dejaron de perseguirlos.

Es obra del escultor Juan de Ayala II.

Cristo entre los doctores.

Cristo entre los doctores.
Según los evangelios, cuando Jesús tenía 12 años acudió a Jerusalén con sus padres a celebrar la Pascua judía y, entre el gentío, se perdió. Tras buscarlo durante tres días, lo encontraron en el templo, discutiendo con los sacerdotes y teólogos, que estaban asombrados de su sabiduría. En la escena, Jesús aparece en el centro, rodeado de los sabios que le preguntan y comprueban en los libros sus respuestas.

Destaca la expresividad en los rostros y actitudes de los hombres que rodean al Niño.

Es obra del escultor Juan de Beaugrant.

Lavatorio.

Lavatorio.
Según el evangelio de Juan, el día antes de su muerte, antes de la Última Cena, Jesús lavó los pies de los doce apóstoles. Con este gesto les explicó que debían actuar con humildad y que todos eran hombres limpios menos uno, en alusión a la traición de Judas Iscariote. Aquí se muestra el momento en que Jesús se arrodilla ante Pedro para limpiar sus pies, entre los gestos de sorpresa del resto de los apóstoles.

Destaca la expresividad y realismo de este relieve, con detalles como la decoración del techo de la habitación donde se desarrolla la escena, o la del asiento del apóstol de la derecha, típicamente renacentista.

Última Cena

Última Cena
Escena tomada de los evangelios que describe el momento en que Jesús se reúne a cenar con sus discípulos y anuncia que uno de ellos le ha traicionado. De ahí el movimiento de las figuras, que muestran gestos de sorpresa y parecen conversar entre sí, para saber quién es el traidor. Esta representación se caracteriza por la situación de los apóstoles en torno a la mesa, con elementos cotidianos como el plato, el pan y la copa.

En el centro, Jesús toma un pan, gesto que remite a la institución del sacramento de la eucaristía, que los católicos recuerdan en la celebración de cada misa.

En el extremo izquierdo reconocemos a Judas, que lleva atada a la cintura la bolsa con las monedas que ha recibido por traicionar a Jesús.

Caída camino al Calvario.

Caída camino al Calvario.
Según los evangelios, antes de morir Jesús fue obligado a cargar con la cruz por las calles de Jerusalén hasta el monte Calvario, donde sería crucificado. Por el camino, era insultado por los soldados, que aquí aparecen con expresivos rostros, golpeándole o tirando de una cuerda atada a su cintura. Le acompaña Simón de Cirene, el hombre que le ayudó a llevar la cruz.

En el extremo derecho su madre, María, parece desmayarse de dolor, mientras la sostiene Juan, el favorito de Jesús entre los doce apóstoles.

La quinta Angustia.

La quinta Angustia.
Cristo, ya muerto, es llorado por su madre y sus seguidores más cercanos. Para expresar el dolor de María, aquí aparece inclinada sobre el cuerpo de su hijo y sosteniéndolo con una sábana, el sudario con el que será envuelto. A sus pies, María Magdalena, ricamente vestida, limpia con una esponja la sangre de sus heridas, con delicados gestos.

Acompañan la escena otras cuatro figuras, entre las que puede reconocerse a Juan, de pie detrás de la Virgen y, junto a la Magdalena y vestido con turbante, a José de Arimatea quien, según los evangelios, pidió permiso al gobernador romano, Poncio Pilatos, para bajar de la cruz el cuerpo de Jesús y depositarlo en un sepulcro.

Destaca la manera en que se representa el cuerpo, con una postura y una anatomía que recuerda a las obras del escultor italiano Miguel Ángel.

San Lucas.

San Lucas.
Lucas es el autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católicaconsidera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia. Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Lucas es el toro, que en esta escultura está a los pies del santo.

Aquí se le representa como un hombre maduro y con barba, de pie ante un escritorio.

Mateo.

Mateo.
Mateo es el autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católica considera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia.

Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Mateo es el hombre, que aquí aparece como un niño que sostiene sobre su espalda el libro que está hojeando el santo.

Marcos.

Marcos.
Marcos es el autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católicaconsidera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia.

Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Marcos es el león, que en esta escultura aparece rugiendo a sus pies.

Juan.

Juan.
Juan es el autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católicaconsidera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia. Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Juan es el águila, que lo acompaña en esta escultura.

Aquí se le representa como un hombre joven y sin barba que escribe de pie ante un atril.

San Andrés.

San Andrés.
Según los evangelios, Andrés fue, junto con su hermano Pedro, el primero de los doce apóstoles llamados por Jesús de Nazaret. Su leyenda cuenta que se dedicó a predicar en Tracia (entre las actuales Grecia, Bulgaria y Turquía) y allí fue condenado a ser azotado y atado hasta la muerte en una cruz en forma de aspa. Por eso, se le representa con la cruz en aspa asomando tras su figura y sujetando un libro abierto en su mano izquierda, que lo identifica como apóstol.

Es una expresiva escultura, obra de Guiot de Beaugrant.

Pedro.

Pedro.
Según los evangelios, Pedro fue, junto con su hermano Andrés, el primero de los doce apóstoles llamados por Jesús de Nazaret. Éste le nombró su sucesor, por lo que se le identifica como el primer papa de la iglesia católica. En esta imagen se le reconoce por llevar un libro y la llave del Reino de Dios.

Llama la atención la expresión de su rostro, así como los pliegues de sus ropajes.

Es obra del escultor Guiot de Beaugrant.

San Juan.

San Juan.
Según el evangelio, Juan era el más joven de los doce apóstoles que seguían a Jesús de Nazaret; por eso aquí se le representa como un hombre todavía sin barba. En su mano izquierda lleva una copa mientras bendice con la derecha. Estos elementos hacen referencia a uno de los milagros que le atribuye la tradición cristiana: le ofrecieron una copa llena de veneno y, después de bendecirla, el santo pudo beber sin sufrir ningún daño, mostrando así la verdadera fe en Cristo.

Es una expresiva escultura, obra de Guiot de Beaugrant.

San Pablo.

San Pablo.
Pablo fue uno de los primeros difusores del cristianismo, religión a la que él mismo se había convertido tras aparecérsele Cristo. Aquí aparece representado con la espada, símbolo de su muerte decapitado, y el libro, referencia al texto de los Hechos de los Apóstoles y las catorce cartas que escribió y que aparecen en la Biblia.

Llama la atención la fina talla de la barba y los ropajes, así como la expresiva forma en que gira su cabeza hacia el centro del retablo.

Es obra de escultor Guiot de Beaugrant.

Santiago el Menor.

Santiago el Menor.
Santiago, hijo de Alfeo, fue uno de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaron a Jesús de Nazaret. Se le conoce como Santiago el Menor para diferenciarlo de otro apóstol, hijo de Zebedeo, al que se llama Santiago el Mayor. Según la tradición, el sacerdote judío Ananías ordenó que le apedrearan junto al templo de Jerusalén, para evitar que predicara el evangelio. Como tardaba en morir, fue golpeado en la cabeza con una maza, motivo por el que aquí aparece representado llevando un gran palo en su mano derecha mientras en la izquierda lleva el libro que lo identifica como apóstol.

Es una expresiva escultura, obra de Guiot de Beaugrant.

Santiago el Mayor.

Santiago el Mayor.
Santiago hijo de Zebedeo fue uno de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaron a Jesús de Nazaret. Se le conoce como Santiago el Mayor para diferenciarlo de otro apóstol, hijo de Alfeo, al que se llama Santiago el Menor. Según una tradición medieval, su cuerpo se encuentra enterrado en Iria Flavia (Compostela), lo que dio origen a las peregrinaciones a su tumba y al Camino de Santiago. Por eso, aquí está representado con un sombrero y una concha, que lo identifican como peregrino, un bastón o báculo en la mano derecha y el libro indica que era uno de los apóstoles en la izquierda .

Es obra de escultor Guiot de Beaugrant.

Bartolomé.

Bartolomé.
Según los evangelios, Bartolomé fue uno de los doce apóstoles que acompañaron a Jesús de Nazaret. La tradición le atribuye el milagro de haber logrado dominar a un demonio, que aquí aparece encadenado a sus pies, retorciéndose expresivamente.

Es obra de escultor Guiot de Beaugrant.

Apóstol.

Apóstol.
Esta expresiva escultura representa a uno de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaban a Jesús de Nazaret. Ha perdido la mano derecha, donde seguramente sostendría un objeto que permitiría identificarlo.

Es obra de escultor Guiot de Beaugrant.

Apóstol.

Apóstol.
Esta expresiva escultura representa a uno de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaban a Jesús de Nazaret. Aunque parte del objeto que sostiene está roto, parece tratarse de una gran escuadra, por lo que podría ser Judas Tadeo quien, según la tradición, era arquitecto.

Es obra de escultor Guiot de Beaugrant.

Apóstol.

Apóstol.
Esta expresiva escultura representa a uno de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaban a Jesús de Nazaret. Ha perdido la mano derecha, donde seguramente sostendría un objeto que permitiría identificarlo.

Es obra de escultor Guiot de Beaugrant.

Apóstol.

Apóstol.
Esta expresiva escultura representa a uno de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaban a Jesús de Nazaret. Ha perdido el objeto que sujetaba en la mano derecha, por lo que no es posible identificarlo.

Es obra de escultor Guiot de Beaugrant.

San Felipe.

San Felipe.
Felipe fue, según los evangelios, uno de los doce apóstoles que acompañó a Jesús de Nazaret. La tradición cuenta fue atado a una cruz y apedreado hasta morir, por eso se le representa sujetando una cruz latina en su mano derecha, mientras en la izquierda sostiene el libro que le identifica como apóstol.

Es obra de escultor Guiot de Beaugrant.

San Agustín.

San Agustín.
Agustín fue un filósofo del siglo IV que, después de convertirse al cristianismo, llegó a ser obispo de la ciudad de Hipona (en la actual Argelia). Por eso aparece vestido con una capa muy decorada y llevando el sombrero que utilizan los obispos en las ceremonias solemnes, llamado mitra.

Fue autor de muchas obras de teología, por lo que está considerado uno de los padres de la Iglesia Católicay se le suele representar sujetando la maqueta de una iglesia.

San Gregorio Magno.

San Gregorio Magno.
Gregorio fue un papa del siglo VI, por eso aquí aparece llevando la tiara, un sombrero formado por tres coronas que indica su autoridad como papa, obispo y rey.

Fue autor de muchas obras de teología, por lo que está considerado uno de los padres de la iglesia católica.

San Ambrosio.

San Ambrosio.
Ambrosio fue obispo de Milán en el siglo IV; por eso se le representa en esta imagen llevando la mitra, el sombrero que utilizan los obispos en las ceremonias solemnes.

Fue autor de muchas obras de teología, por lo que está considerado uno de los padres de la Iglesia Católicay se le suele representar sujetando la maqueta de una iglesia.

San Jerónimo.

San Jerónimo.
Jerónimo fue un estudioso cristiano del siglo IV que tradujo la Biblia al latín, por lo que está considerado uno de los padres de la iglesia católica.

Llegó a ser secretario del papa Dámaso IV, por eso aparece vestido de cardenal.

San Miguel.

San Miguel.
Miguel es uno de los cuatro arcángeles que se mencionan en la Biblia. Su nombre significa “¿Quién como Dios?” y, según la tradición, venció a Lucifer cuando éste se rebeló contra Dios.

Por eso se representa como un soldado, vistiendo una coraza, y sujetando en su mano derecha una lanza, hoy perdida, símbolo de su triunfo sobre el demonio.

San Jorge.

San Jorge.
Jorge fue un soldado romano que vivió en Capadocia (en la actual Turquía) en los primeros años del cristianismo. La leyenda cuenta que un día supo que un dragón amenazaba a los habitantes de la ciudad de Silca (en la actual Libia), quienes debían ofrecerle diariamente sacrificios humanos. El valiente Jorge se enfrentó entonces al dragón, salvando a la bella princesa que iba a devorar.

Por eso se le representa como un guerrero vestido con armadura y casco y sujetando en su mano derecha una lanza, hoy perdida, símbolo de su triunfo que se interpreta como la victoria de la virtud sobre el pecado.