Retablo de la Asunción de María (Markina-Xemein)

  • Templo: Iglesia de la Asunción de María (Markina-Xemein)
  • Ubicación: Altar mayor
  • Autor: Juan Martínez de Ayala el viejo (escultor) y Juan de Beaugrant (escultor)
  • Promotor: Parroquia de la Asunción, ayuntamiento de Xemein y donativos particulares
  • Cronología: siglo XVI (1526-1545)
  • Estilo: Renacimiento

El primer retablo documentado del Renacimiento en Bizkaia

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Iglesia:

La parroquia de la Asunción de Santa María está en el barrio de Xemein y comenzó a construirse hacia 1515.

Sigue el modelo de las iglesias centroeuropeas que tienen todas las naves de la misma altura; son las llamadas iglesias de salón o, en alemán, hallenkirche, que estuvieron de moda durante el Renacimiento.

Lo más característico son sus bóvedas, que forman complejos diseños en forma de estrella.

Parroquia de Santa María de la Asunción (Markina-Xemein)
Advocación Retablo Asunción Santa María (Markina - Xemein)

Advocación:

La iglesia y su retablo principal están dedicados a la Asunción de la Virgen María. Según la tradición católica, al final de su vida María fue llevada al Cielo y es, junto con el propio Jesucristo, la única persona que se encuentra en cuerpo y alma en el Paraíso, sin tener que esperar al Juicio Final y la Resurrección de los muertos.

Se le representa como Reina de los CIelos, con una corona dorada, de pie sobre nubes y rodeada de ángeles, ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.

Descripción:

Este retablo se encuentra en el altar mayor de la parroquia, en la cabecera del templo. Se trata de un mueble de tipo casillero, formado por banco, cuatro cuerpos y ático rematado por el Calvario.

Cuenta con tres calles, con relieves dedicados a escenas de la vida de la Virgen, ensalzando su papel como Madre de Dios, y de la infancia y la pasión de Cristo. La calle central, más ancha, contiene las esculturas de mayor importancia: la imagen de Nuestra Señora de Xemein, la lamentación sobre Cristo muerto y la Asunción de la Virgen, tema al que se dedica el retablo. Tiene también cuatro entrecalles, con figuras de santos y santas, apóstoles y evangelistas.

En la, parte baja del retablo, llamada banco, aparece los retratos del matrimonio donante, las personas que financiaron parte de las obras, acompañadas por su familia.

La decoración, de talla muy fina y resaltada con una policromía a base de blancos y dorados, incorpora motivos inspirados en el arte antiguo, sobre todo en los palacios y villas de Roma, que en el siglo XVI se conocía como “ornamentación a la romana”: motivos vegetales verticales, similares a los que realizaban los orfebres en los candelabros, llamados candelieri, cabezas de angelitos o putti, animales fantásticos, jarrones, aves

Todo ello es característico del estilo renacentista, del que este retablo es uno de los más antiguos y mejores ejemplos en Bizkaia.

Historia:

Este retablo, de estilo renacentista, fue encargado en 1526 al escultor Juan Martínez de Ayala. Para pagarlo se recibieron aportaciones de la iglesia pero, sobre todo, de promotores laicos. Los trabajos, en los que al parecer participó también el imaginero y pintor logroñés Diego Ruiz, se prolongaron durante varios años y hacia 1540 se encargó a Juan de Beaugrant, uno de los escultores más importantes del momento, que realizara la parte baja o banco.

Poco después se pidió al escultor vizcaíno Martín Basabe que añadiera un relicario.

Por fin, en 1601 se encargó a José de Arroquia que realizara un nicho, ya de estilo barroco, para la imagen de Nuestra Señora de Xemein. La pintura del retablo no se terminó hasta 1734, cuando Pedro de Arroquia doró este nicho central.

En 2001 fue restaurado y recuperada en gran medida su policromía original.

Imaginería:

Virgen con el Niño

Virgen con el Niño
Esta imagen ocupa el nicho central del retablo, ricamente decorado con motivos vegetales. María aparece sentada, sujetando un libro en su mano izquierda y con el Niño en el regazo. Para destacar el carácter divino de su hijo, éste sujeta una esfera, en alusión al triunfo del cristianismo en el mundo, y levanta su mano derecha para bendecir.

Destaca la riqueza de la imagen, con un trono muy decorado y una policromía a base de dorados que resalta los ropajes del Niño y la Virgen.

Lamentación sobre Cristo muerto.

Lamentación sobre Cristo muerto.
Escena que recoge el momento en que Cristo, ya muerto, es bajado de la cruz por las personas más cercanas a él, que muestran los símbolos de la pasión. Jesús está sobre el regazo de María, su madre, que llora su muerte y le sujeta la cabeza. A los pies esta María Magdalena, arrodillada, reconocible por llevar en su mano izquierda un tarro de ungüento.

Tras estas figuras principales, de pie, Juan, representado como un joven rubio y sin barba que posa su mano derecha en la cabeza de Cristo. A su lado una mujer sujeta la corona de espinas, cuyas marcas todavía son visibles en la frente de Jesús. Junto a ella un hombre vestido con ricos ropajes sujeta el martillo con que Cristo fue clavado en la cruz; es José de Arimatea. Con él parece estar hablando Nicodemo, una de las personas que seguía en secreto a Jesús. Detrás de Nicodemo otra mujer llora amargamente mientras y se seca las lágrimas con sus ropas.

Es un relieve muy expresivo, en el que destaca la manera en que se muestran los sentimientos de cada personaje.

Asunción-Coronación.

Asunción-Coronación.
Según la tradición católica, al final de su vida María fue llevada al Cielo y se encuentra en cuerpo y alma en el Paraíso. En esta escultura se le representa de pie sobre la luna y rodeada de ángeles, que la coronan y la sostienen ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.

Esta imagen es la más importante del retablo, por eso se destaca mediante un imponente dosel dorado de formas góticas.

Calvario.

Calvario.
El retablo se corona con una representación del Calvario, es decir, Cristo crucificado rodeado de su madre, María, que vuelve la cara para no ver a su hijo muerto, y su discípulo predilecto, Juan, que se lleva la mano al pecho en señal de dolor. A los pies de la cruz, una calavera y unos huesos, en alusión al lugar donde ocurrió la crucifixión, el Gólgota (palabra que significa literalmente “lugar de la calavera”), pero también a una leyenda medieval, según la cual el árbol que sirvió para construir la cruz de Cristo habría brotado de la calavera de Adán.

Tras las esculturas, una visión de la ciudad de Jerusalén, llena de detalles, donde la arquitectura es la protagonista.

Anunciación.

Anunciación.
Según los evangelios, el arcángel Gabriel fue enviado por Dios para anunciar a María que iba a ser la Madre del Mesías. Es un episodio de gran importancia simbólica para el cristianismo, ya que representa el misterio de la Encarnación, es decir, el momento en que Dios se hace hombre para salvar a la humanidad del pecado.

Esta escena muestra el instante en que el arcángel se presenta ante María, mientras la mujer, que está leyendo, baja la mirada en señal de humildad y aceptación. Sobre ellos aparece Dios Padre bendiciendo mientras la paloma del Espíritu Santo desciende hacia María, en alusión a la concepción milagrosa y divina de Cristo. Entre en arcángel y María hay un jarrón con flores blancas, que simbolizan la pureza y virginidad de la mujer.

Es una representación muy expresiva, en la que destacan los gestos de las figuras, la calidad de la talla y la policromía a base de dorados.

Visitación.

Visitación.
Según el evangelio, María, embarazada de Cristo, visita a su prima Isabel, quien estaba también embarazada de Juan el Bautista, para comunicarle que va a ser la Madre de Dios. En esta escena, ambas mujeres se abrazan y María le toca el vientre a su prima.

Siguiendo la narración evangélica, Isabel se ha representado como una mujer anciana, que incluso lleva un bastón, en contraste con la juventud de María que, como doncella, no lleva el cabello cubierto.

A ambos lados, dos mujeres con las manos juntas en señal de respeto contemplan la escena y dan fe de este momento.

Nacimiento de Jesús o Natividad.

Nacimiento de Jesús o Natividad.
La escena, inspirada en los evangelios, ha sido pintada sobre un paisaje que representa la ciudad de Belén. María y José han encontrado cobijo en un establo y allí ha nacido Jesús, rodeado de animales. Todas las figuras miran al Niño, que está en el centro de la escena: sus padres, a los lados, un ángel que se arrodilla junto al pesebre e incluso la mula y el buey.

La escena destaca por la expresividad de las figuras y por la cuidada talla, que se detiene en detalles como las cesta del pesebre que sirve de cuna al Niño o el tejado de paja del establo.

Adoración de los Magos o Epifanía.

Adoración de los Magos o Epifanía.
Según los evangelios, unos Magos de Oriente visitaron a Jesús en Belén. No se citan sus nombres, su número, ni su raza, aunque la tradición recoge que fueron tres: Melchor, Gaspar y Baltasar. A partir del siglo XIV, este último ha solido representarse como un joven de raza negra. Sí se dice, en cambio, que le llevaron tres presentes: oro, como rey; incienso, como dios; y mirra, un bálsamo muy aromático que se usaba para embalsamar a los muertos, como hombre y, por tanto, mortal. María, sentada en un trono para destacar su papel como Madre de Dios, tiene al Niño en el regazo, mientras José aparece en un segundo plano.

Melchor, en señal de respeto, ha dejado en el suelo la corona que lo identifica como rey, se arrodilla ante Jesús, reconociéndolo como el hijo de Dios, y le besa los pies. Gaspar y Baltasar muestran sus presentes.

Baltasar, además, señala al cielo indicando que han seguido la estrella de Oriente hasta el lugar donde ha nacido Dios.

Circuncisión de Jesús.

Circuncisión de Jesús.
El evangelio de Lucas cuenta que Jesús, judío de nacimiento, fue circuncidado a los ocho días de nacer, siguiendo la práctica de la religión judía que establece que todos los niños varones deben participar en esta ceremonia ritual, en la que también se les pone nombre. La representación capta el momento en que el sacerdote sujeta al Niño mientras un ayudante lo circuncida con un pequeño cuchillo.

Tras el sacerdote, un hombre sujeta una vela y contempla la escena mientras María y José, en un segundo plano, hablan con un tercer personaje.

Es una escena de gran expresividad en la que destaca la manera de representar al Niño desnudo.

Presentación del Niño en el templo

Presentación del Niño en el templo
Según la ley judía, todas las familias debían presentar a Dios a su primer hijo varón, ofreciendo en el templo el sacrificio de un par de tórtolas o de pichones. El evangelio de Lucas cuenta que, cumpliendo este precepto, María y José llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Allí dos personas reconocieron al Niño como el Mesías: el anciano Simeón, que aquí aparece como un sacerdote ricamente vestido que sujeta al Niño con gran respeto, y la profetisa Ana, que aparece tras él, señalándolo.

En una escena muy vívida, en la que María y Jesús adquieren gran protagonismo en medio de gran número de personajes.

Llama la atención la brillante policromía, a base de dorados, que permite destacar detalles como el mantel que cubre el altar, la cesta con las tórtolas…

Presentación en el templo.

Presentación en el templo.
Según la ley judía, todas las familias debían presentar a Dios a su primer hijo varón, ofreciendo en el templo el sacrificio de un par de tórtolas o de pichones. El evangelio de Lucas cuenta que, cumpliendo este precepto, María y José llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Allí dos personas reconocieron al Niño como el Mesías: el anciano Simeón, que aquí aparece como un sacerdote ricamente vestido, y la profetisa Ana, que aparece tras él, en segundo plano.

Es un relieve muy expresivo, en el que se ha cuidado mucho la naturalidad de los personajes: Jesús, en el centro, se vuelve hacia su madre mientras Simeón alarga los brazos para presentarlo.

Al fondo, José contempla la escena junto a un acólito y una mujer que la cesta con las tórtolas para la ofrenda.

Coronación de espinas.

Coronación de espinas.
Los evangelios cuentan que, después de ser juzgado, Jesús fue golpeado por los soldados romanos que, para reírse de él, le pusieron un manto púrpura, de color rojo intenso, que imitaba al del emperador. Según la tradición, para humillarlo los soldados romanos le pusieron también un cetro de caña en la mano y una corona de espinas.

En la escena, dos verdugos de expresivos rostros le están coronando con grandes esfuerzos mientras otro se arrodilla burlonamente ante Jesús, que soporta resignadamente su sufrimiento.

Caída camino el Calvario.

Caída camino el Calvario.
Según los evangelios, antes de morir Jesús fue obligado a cargar con la cruz por las calles de Jerusalén hasta el monte Calvario, donde sería crucificado. Por el camino, era insultado por los soldados, que aquí aparecen con expresivos rostros, rodeándole y tirando de él con una cuerda. Le acompaña Simón de Cirene, el hombre que le ayudó a llevar la cruz, que le mira con compasión. Llama la atención el soldado de la izquierda, vestido con armadura, que golpea a Jesús con la pierna mientras trata de obligarle a levantarse. Detrás, un hombre hace sonar una trompeta anunciando la crucifixión.

Al fondo, tres figuras de pequeño tamaño: María, en el centro, llora por la suerte de su hijo acompañada por Juan, el discípulo favorito de Jesús, y María Magdalena, que trata de secar con un pañuelo el rostro de la mujer.

Llanto sobre Cristo muerto.

Llanto sobre Cristo muerto.
Cristo, ya muerto, es llorado por su madre y sus seguidores más cercanos. Para expresar el dolor de María, aquí aparece inclinada sobre el cuerpo de su hijo mientras Juan la sujeta.

El movimiento de esta escena viene marcado por el manto del apóstol, que ondea violentamente, como movido por un fuerte viento. Junto a ellos un hombre ayuda a depositar en el suelo a Cristo, sosteniéndolo con una sábana, el sudario con el que será envuelto. Seguramente es José de Arimatea quien, según los evangelios, pidió permiso al gobernador romano, Poncio Pilatos, para bajar de la cruz el cuerpo de Jesús y depositarlo en un sepulcro.

Destaca la manera en que se representa el cuerpo, con una postura y una anatomía que recuerda a las obras del escultor italiano Miguel Ángel.

Donantes.

Donantes.
A los lados del banco, en la parte baja del retablo, se ha retratado a las personas que donaron dinero para pagar esta obra. Para mostrar su devoción, quisieron aparecer de rodillas, rezando eternamente ante el altar, y junto a un ángel, que las protege y presenta como personas dignas de estar ante la Virgen María, patrona de la iglesia, a la que señala.

En el lado izquierdo aparecen los hombres de la familia, vestidos con suntuosos ropajes y destacando al de más edad, cuya importancia se muestra por arrodillarse sobre un rico cojín.

Sagrado Corazón del Niño Jesús.

Sagrado Corazón del Niño Jesús.
El Niño Jesús, vestido con una rica túnica, muestra en su pecho un corazón rodeado por la corona de espinas y rematado por una cruz, del que irradian llamas de fuego.

Es una representación del Sagrado Corazón, imagen simbólica del amor de Dios a la humanidad que se manifestó al enviar a su Hijo, Jesucristo, para morir en la cruz.

María Magdalena.

María Magdalena.
Según los evangelios, María Magdalena era una de las mujeres que seguía a Jesús de Nazaret. Debía de ser una persona muy cercana a Jesús, ya que estuvo al pie de la cruz junto a la Virgen María y acudió el domingo al sepulcro donde había sido enterrado para embalsamar su cuerpo, encontrándolo vacío y dando así testimonio de su Resurrección. Aquí se le representa ricamente vestida, llevando el tarro de esencias con que iba a ungir el cuerpo de Jesús.

Destaca la fina talla de la imagen y la dulzura del rostro, resaltada mediante la policromía.

Donantes.

Donantes.
A los lados del banco, en la parte baja del retablo, se ha retratado a las personas que donaron dinero para pagar esta obra. Para mostrar su devoción, quisieron aparecer de rodillas, rezando eternamente ante el altar, y junto a un ángel, que las protege y presenta como personas dignas de estar ante la Virgen María, patrona de la iglesia, a la que señala.

En el lado derecho aparecen las mujeres de la familia, vestidas con suntuosos ropajes y destacando la de más edad, cuya importancia se muestra por su tocado, el tradicional de las mujeres nobles vizcaínas de aquella época.

Lucas.

Lucas.
Según la Biblia, Lucas fue un discípulo de Pablo de Tarso. La tradición cristiana le atribuye dos libros de la Biblia: uno de los cuatro evangelios directamente inspirados por Dios y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Lucas es el toro, que en este caso asoma bajo sus pies. Además, sujeta con su mano un libro, en alusión a los textos que escribió.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

Juan.

Juan.
Juan es el autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católica considera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia. Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Juan es el águila, que lo acompaña en esta escultura. El santo, representado como un hombre joven y sin barba, parece estar escribiendo con la pluma que sujetaba en la mano derecha (hoy perdida) sobre una estrecha tira de pergamino que sostiene en la izquierda.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

Mateo.

Mateo.
Mateo es el autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católica considera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia. Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Mateo es el hombre, que muchas veces se representa con alas, como si fuera un ángel. Así aparece en esta escultura, acompañando al santo que parece estar escribiendo mientras sostiene un tintero en la mano izquierda.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

Marcos.

Marcos.
Marcos es el autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católica considera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia. Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Marcos es el león, que en esta escultura aparece a sus pies. El santo parece estar escribiendo en este momento con la pluma (hoy desaparecida) que sujeta en la mano derecha el libro abierto que sostiene en la izquierda.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

San Juan.

San Juan.
Según el evangelio, Juan era el más joven de los doce apóstoles que seguían a Jesús de Nazaret; por eso aquí se le representa como un hombre todavía sin barba. En su mano izquierda lleva una copa de la que se sale una serpiente mientras el santo bendice con la derecha.

Estos elementos hacen referencia a uno de los milagros que le atribuye la tradición cristiana: le ofrecieron una copa llena de veneno y, después de bendecirla, el santo pudo beber sin sufrir ningún daño, mostrando así la verdadera fe en Cristo.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

San Pedro.

San Pedro.
Según los evangelios, Pedro fue uno de los doce apóstoles y Jesús le nombró su sucesor, por lo que se le identifica como el primer papa de la Iglesia Católica. En esta imagen se le reconoce por llevar un libro en la mano derecha y las llaves del Reino de Dios en la izquierda.

Destaca la marcada expresión de su rostro, así como el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

San Pablo.

San Pablo.
Pablo fue uno de los primeros difusores del cristianismo, religión a la que él mismo se había convertido tras aparecérsele Cristo. Aquí aparece representado con la espada, símbolo de su muerte decapitado, y el libro, referencia al texto de los Hechos de los Apóstoles y las catorce cartas que escribió y que aparecen en la Biblia.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

Santiago el mayor.

Santiago el mayor.
Santiago hijo de Zebedeo fue uno de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaron a Jesús de Nazaret. Se le conoce como Santiago el Mayor para diferenciarlo de otro apóstol, hijo de Alfeo, al que se llama Santiago el Menor.

Según una tradición medieval, su cuerpo se encuentra enterrado en Iria Flavia (Compostela), lo que dio origen a las peregrinaciones a su tumba y al Camino de Santiago. Por eso, aquí está representado con las ropas de los peregrinos, un bastón o báculo en la mano izquierda y un libro cerrado en la derecha.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

Santo Tomás.

Santo Tomás.
Según los evangelios, Tomás fue uno de los doce apóstoles que acompañaban a Jesús de Nazaret. La tradición cristiana dice que era arquitecto; por eso aquí se le representa con la escuadra, un instrumento de dibujo, en la mano derecha.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

San Andrés.

San Andrés.
Según los evangelios, Andrés fue uno de los doce apóstoles que acompañaron a Jesús de Nazaret; hermano de Pedro, fue probablemente el primero de sus discípulos en ser llamado.

Su leyenda cuenta que se dedicó a predicar en Tracia (entre las actuales Grecia, Bulgaria y Turquía) y allí fue condenado a ser azotado y atado hasta la muerte en una cruz en forma de aspa. Por eso, aquí se le representa sujetando un libro cerrado en su mano izquierda, que lo identifica como apóstol, y la cruz aspada, símbolo de su martirio, en la derecha.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

San Bartolomé.

San Bartolomé.
Según los evangelios, Bartolomé fue uno de los doce apóstoles que acompañaron a Jesús de Nazaret. La tradición cuenta que fue martirizado en Armenia, donde el rey quiso obligarle a renunciar al cristianismo. Ante la negativa del santo, ordenó que se le arrancara la piel hasta que muriese. Por eso lleva un cuchillo, símbolo de su martirio, en la mano derecha, mientras que en la izquierda sostiene un libro que lo identifica como apóstol.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

San Matías.

San Matías.
Según la Biblia, Matías fue el apóstol elegido por Pedro para sustituir a Judas Iscariote, después de que éste traicionara a Jesús. Su leyenda dice que murió decapitado con un hacha; por eso aquí aparece representado sujetando en la mano izquierda el libro que lo identifica como apóstol y en la derecha el hacha, símbolo de su martirio.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

Santiago el Menor.

Santiago el Menor.
Santiago, hijo de Alfeo, fue uno de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaron a Jesús de Nazaret. Se le conoce como Santiago el Menor para diferenciarlo de otro apóstol, hijo de Zebedeo, al que se llama Santiago el Mayor.

Según la tradición, el sacerdote judío Ananías ordenó que le apedrearan junto al templo de Jerusalén, para evitar que predicara el evangelio. Como tardaba en morir, fue golpeado en la cabeza con una maza, motivo por el que aquí aparece representado llevando un gran palo en su mano derecha mientras en la izquierda lleva el libro que lo identifica como apóstol.

San Mateo.

San Mateo.
Mateo fue uno de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaron a Jesús de Nazaret. Es también autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católica considera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia. Por eso, aquí se le representa con un libro abierto en el que parece escribir con la pluma (hoy desaparecida) que sujetaba en su mano derecha.

Destacan el trabajo de talla de la hornacina en la que encuentra, el colorido dorado de sus ropajes y los adornos con motivos típicamente renacentistas en color oro y blanco que rodean la composición.

San Simón.

San Simón.
Simón fue uno de los doce apóstoles que, según los evangelios, siguieron a Jesús de Nazaret.

La leyenda cuenta que fue serrado en dos por defender el cristianismo; por eso, aquí se le representa sujetando una gran sierra, símbolo de su martirio, y con un libro en la mano izquierda, que lo identifica como apóstol.

San Felipe.

San Felipe.
Esta escultura representa a uno de los doce apóstoles que, según los evangelios, acompañaron a Jesús de Nazaret. Aquí aparece como un hombre joven, que lleva en su mano izquierda el libro que lo identifica como apóstol, mientras que en la derecha sujetaba un objeto, hoy perdido.

Probablemente se trata de Felipe, al que en ocasiones se representa con aspecto juvenil.

Santa Catalina de Alejandría.

Santa Catalina de Alejandría.
Según la leyenda, Catalina era una princesa de Alejandría que destacó por su capacidad de argumentar su fe cristiana frente a los filósofos paganos de la ciudad. Era una joven muy bella y el emperador Maximiano quiso hacerla su esposa, pero ella se negó, porque había decidido consagrarse a Cristo. Ofendido, Maximiano, después de someterla a muchas torturas, hizo que le cortaran la cabeza con una espada.

Por eso aquí la santa aparece ricamente vestida y con una corona, que la identifica como princesa, sujetando la espada que alude a su martirio y un libro abierto que simboliza su sabiduría, mientras a sus pies aparece, vencido, el emperador Maximiano, representandose así el triunfo de la fe cristiana.

San Juan Bautista.

San Juan Bautista.
Según los evangelios, Juan el Bautista realizó su misión a comienzos de la era cristiana, en el río Jordán, donde bautizaba a los que buscaban la conversión.

Entre las personas que bautizó estaba Jesús de Nazaret; de ahí su sobrenombre de Bautista. En las escrituras se le describe como un ermitaño que vivía en el desierto y se cubría con pieles de camello; por eso aquí aparece semidesnudo y cubierto de pieles. En su mano izquierda sujeta un libro y, sobre él, un cordero, símbolo de Cristo, al que señala, ya que fue Juan el primero en reconocer a Jesús como el Mesías.

Rey David.

Rey David.
David fue uno de los reyes de los judíos, que aparece mencionado en la Biblia. Su figura es muy importante para los cristianos, ya que, según los evangelios, Jesús de Nazaret estaba emparentado con este rey a través de su padre adoptivo, José.

En esta imagen David aparece con la corona real y sujetando un arpa, ya que la historia cuenta que sabía tocar muy bien este instrumento.

Santa Lucía.

Santa Lucía.
Según la leyenda, Lucía fue una joven siciliana que, tras ser denunciada como cristiana por su prometido, fue martirizada y decapitada por no querer hacer sacrificios a los dioses romanos.

Durante su martirio le arrancaron los ojos, por eso aquí se le representa mostrándolos en una bandeja.