Retablo de la Asunción de María (Gautegiz-Arteaga)
- Templo: Iglesia de la Asunción de María (Santa María) (Gautegiz Arteaga)
- Ubicación: Altar Mayor
- Autor: Juan Bautista de Belaunzaran (tracista), Juan Bautista de Mendizábal II (escultor) y Bernardo de Costa (policromador)
- Promotor: Parroquia
- Cronología: 1810-1811
- Estilo: Neoclásico
Un retablo polémico en su época
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Iglesia:
La iglesia de la Asunción de Santa María se encuentra en el barrio de Zelaieta, a las faldas del monte de Ereñozar, en el municipio de Gautegiz-Arteaga. Su portada sur, románica, nos habla de un templo de hacia 1200, pero su imagen actual corresponde a una reconstrucción de la segunda mitad del XVI. Se reedificó entonces siguiendo los gustos de la época, como una iglesia salón, es decir, con todas sus naves de la misma altura y las naves separadas por gruesas y elevadas columnas. Este tipo de templos, muy habituales en el País Vasco desde la centuria de 1500, se conocen con la expresión alemana hallenkirche (que significa “iglesia de salón”) y se inspiran en modelos de Centroeuropa.
Advocación:
La iglesia y el retablo están dedicados a la Asunción de la Virgen María. Según la tradición católica, al final de su vida María fue llevada al Cieloy es, junto con el propio Jesucristo, la única persona que se encuentra en cuerpo y alma en el paraíso, sin tener que esperar al Juicio Final y la Resurrección de los muertos. Se le representa sobre nubes y rodeada de ángeles, ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.
Descripción:
El retablo de la Asunción preside el altar mayor de la iglesia y se caracteriza por su espectacular arquitectura, inspirada en modelos de la Antigüedad, sobre todo en los templos griegos y romanos. Está compuesto por pedestal de caliza rosada, cuerpo y ático rematado en forma semicircular. En el cuerpo del retablo, entre grandes columnas corintias, está el relieve de la Asunción de la Virgen, flanqueado por las esculturas de San Pedro y San Juan Evangelista. En el ático está representada la Gloria con la Santísima Trinidad acompañada por dos ángeles. El conjunto se completa con un tabernáculo dorado con cúpula sobre columnas que se levanta en un pedestal de piedra en el que se encuentra el sagrario. Éste se cierra con una puerta en la que aparece Cristo mostrando la sagrada forma. Rodean al tabernáculo dos ángeles arrodillados y, en su interior, detrás del crucifijo, hay una pintura del sacrificio de Isaac.
El retablo se ha pintado intentando imitar el mármol tipo jaspe en la arquitectura, reservando el dorado para los remates y el sagrario. Por su parte, las figuras se han decorado en tonos suaves, destacando el manto el de la Virgen y las cenefas de los de San Pedro y San Juan evangelista.
En conjunto, este retablo es una excelente obra neoclásica, considerada una de las más importantes del País Vasco.
Historia:
En 1810 se decidió construir un nuevo retablo para la parroquia de la Asunción de Santa María. Para su ejecución se recurrió a dos de los más importantes artistas neoclásicos del momento: las trazas o diseño del mueble se encargaron al arquitecto Juan Bautista de Belaunzaran, natural de Lekeitio, y las esculturas a Juan Bautista de Mendizabal II, de Eibar (Gipuzkoa). En la policromía colaboraron el hijo de éste, Juan Bautista Mendizabal III, y el pintor bilbaíno Bernardo de Costa. Las obras se pagaron gracias a las aportaciones de la parroquia y de los habitantes de la anteiglesia de Arteaga, que reunieron 36.000 reales (20.030 para el proyecto y la arquitectura, 10.200 para las esculturas y 5.770 para la pintar el retablo). Esta fuerte inversión económica dio lugar a una gran polémica, ya que en su día se consideró un gasto excesivo para una pequeña iglesia en un municipio rural.
Imaginería:
Cuerpo
Asunción
Según la tradición católica, al final de su vida María fue llevada al Cieloy es, junto con el propio Jesucristo, la única persona que se encuentra en cuerpo y alma en el paraíso, sin tener que esperar al Juicio Final y la Resurrección de los muertos.
En este relieve se le representa coronada de estrellas y rodeada de rayos dorados, sentada sobre nubes y rodeada de ángeles, ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.
San Pedro
Pedro fue uno de los doce apóstoles. Jesús le nombró su sucesor, por lo que se le identifica como el primer papa de la Iglesia Católica. En esta imagen se le reconoce por llevar un libro en la mano izquierda y las llaves del Reino de Dios en la derecha.
Destaca la policromía de las vestimentas, así como el detalle dorado del borde del manto.
San Juan Evangelista
Juan es el autor de uno de los cuatro evangelios que la Iglesia Católica considera directamente inspirados por Dios y que se recogen en la Biblia. Cada uno de los evangelistas tiene un símbolo: el de Juan es el águila, que lo acompaña en esta escultura. El santo, representado como un hombre joven y sin barba, aparece con el libro abierto y la pluma en la mano, en el momento de recibir la inspiración divina.
Destaca la policromía de las vestimentas así como el detalle dorado del borde del manto.
Ático
Trinidad
Según la tradición, una vez en la Gloria María fue coronada Reina de los cielos. Por eso en esta representación la Trinidad, acompañada por ángeles, aparece sujetando una gran corona dorada, rematada con una cruz. La Trinidad es la forma simbólica de representar al Dios de los cristianos, que se manifiesta en forma de tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Dios Padre (a la derecha) aparece como un anciano con larga barba que sujeta en su mano izquierda un cetro. Dios Hijo (a la izquierda) está representado como Cristo resucitado, con la herida en el costado, vestido de rojo y oro y sujetando en la mano derecha la cruz. Entre ellos, el Espíritu Santo (en el centro), en forma de paloma blanca con las alas extendidas en forma de cruz.
Ángeles con flores
En el ático, a ambos lados de la Trinidad, aparecen dos ángeles sujetando en la mano flores blancas, en alusión a la pureza y virginidad de María.
Ambos extienden las alas, y el de la izquierda lleva la mano al pecho, en señal de reverencia hacia la Madre de Dios.